Cortázar y Antín: Cartas iluminadas

Julio Cortázar y el cine: una mirada sobre la entrañable relación que tuvo con el director Manuel Antín

LA PLATA, 26-08-2019 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

A 105 años del nacimiento del memorable escritor argentino, el documental “Cortázar y Antín: cartas iluminadas” recrea la amistad con el cineasta, quien adaptó tres de sus cuentos a la pantalla grande. Dialogamos con la directora Cinthia Rajschmir.
Por Noelia Gomez


En los años 60, el joven cineasta Manuel Antín conoce al escritor Julio Cortázar. Ellos entablan una amistad marcada por el respeto y la admiración que mantienen enviándose cartas que cruzan el Atlántico. Tanta fue la confianza que se generaron que Manuel filma tres películas basadas en cuentos de Julio y genera un cine de ideas que rompe el molde de su época. A partir de ese intercambio epistolar, la directora argentina Cinthia Rajschmir realiza su documental Cortázar y Antín: cartas iluminadas donde indaga esa relación que marcó la vida de estos artistas para siempre.

"Estimado señor Antín: Su intención de filmar un cuento mío me ha alegrado mucho y no dudo de que los resultados serán excelentes puesto que, a juzgar por los términos de su carta, coincidimos en una cierta forma de ver las cosas y de expresar esa visión", puede escucharse al comenzar este viaje lleno de pasión y amistad entre dos hombres que todavía no sabían que su arte marcaría la cultura de toda una región.


-¿Cómo nace tu relación con Cortázar y Antín?

– Al primero que conocí por su obra fue a Julio Cortázar. Durante mi adolescencia, vivida en la última dictadura militar, donde todo estaba clausurado. Había una censura muy grande y se vivía con un sentimiento de opresión general. Mis compañeros de colegio fueron los primeros en pasarme los cuentos de él, que me fueron enriqueciendo culturalmente. Cuando los leía, la primera sensación fue que escribía con libertad y recuerdo pensar que si alguien escribe con tanta libertad es que se puede pensar con la misma libertad. Además, en esa época no era fácil acceder a ese tipo de texto. Con Manuel, la relación comenzó porque fui alumna de la Maestría en Cine Documental de la Universidad del Cine. Cursaba por una beca que me había ganado. Cuando terminé fui a verlo para agradecerle y estuvimos varias horas hablando. Ahí pude contarles de los trabajos que había hecho y al finalizar, me regaló el libro Cartas de cine, una recopilación realizada por María Lyda Canoso de las cartas que le enviaba Cortázar a él mientras estaba filmando sus películas basadas en sus cuentos. Durante un año estuve investigando ese material y surgió la idea de hacer este documental. A ambos les estoy muy agradecida. A Cortázar por todo su legado, patrimonio cultural de la humanidad y a las películas de Manuel que rompieron el molde de una época. Manuel tuvo un rol importante para la cultura y la democracia en la Argentina. Él fue el director del Instituto de Cine cuando se recuperó la democracia en 1983, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y él abolió la censura. Fue la primera acción que realizó. Antes, veíamos las películas cortadas, aquello que pasaba el filtro del censor.


-¿Qué descubriste de vínculo tan especial que mantenían?

– Al comienzo, por lo que puede leerse sumado a lo que me contó Manuel, tenían una relación de respeto y admiración mutua. Luego, fue mutando a algo más cariñoso, para ese cambio fueron claves sus parejas Ponchi Morpurgo y Aurora Bernárdez, que también se hicieron muy amigas. Fue una relación que se fue construyendo con el tiempo. Creo que Cortázar accede a que se haga una película del cuento Cartas de mamá, el origen de la película La cifra impar porque Antín le dio la suficiente confianza como para que pudiera darle en sus manos su propio tesoro que era su literatura. Cuando ellos se encuentran en el estudio Alex para ver el corte final de la película Cortázar queda fascinado y le dice "Pibe, entendí mi cuento". Durante bastante tiempo después, le vuelve a mandar distintos cuentos para que los vuelva a llevar al cine. Él era muy cinéfilo, el cine le encantaba y era un orgullo para él ver su obra en pantalla grande y bajo el ojo de uno de los mejores directores de cine de la Argentina. Es una manera de darle una continuidad y otra lectura a la obra. El vínculo entre los dos fue sinuoso, por momentos fue armónico, cada uno tenía otra perspectiva de la mirada de la vida que se plasma siempre en las obras de arte, Cortázar se inclinaba más para lo fantástico y Antín hacia lo psicológico. Ahí se generaban encontronazos, acerca del espíritu que tenía la obra original. Lograron resolverlo.


-¿En qué lugares sentís que coincidían?

– Algo mágico pasaba con la selección de los actores, Manuel cuenta que le mandaba fotos de cada uno y de los escenarios del rodaje para adelantarle las distintas decisiones que iba tomando. Cortázar siempre se enamoraba de las actrices como Manuel de los personajes. Ahí encontraban una conexión que hacía que el escritor no interviniera demasiado y quede en las manos del director. Le gustaba mucho intervenir en los guiones.


-¿Cómo fue el proceso creativo del documental?

– Partimos con un guión que escribí con Alejandra Marino, previamente hice una investigación y durante el proceso de realización fueron apareciendo joyas que no teníamos previsto. Tuve un dialogo muy profundo con la montajista Liliana Nadal decidiendo que quedaba y que no. Lo más doloroso es lo que queda afuera. Respeto mucho la opinión de todos por esa razón escucho todas las opiniones de mi equipo profesional. Trabajamos en varias versiones de la peli y lo que logramos fue hermoso. Hay muchos detalles que hacen de esta película una pieza única que intenta brindar un homenaje a todos estos maestros. Como fue el caso de Horacio Straijer creador de la música original del documental que buscó homenajear al jazz que amaba Cortázar como también al tipo de música contemporánea y con tanta libertad que hacia Morpurgo, el papá de Ponchi y músico de las películas de Antín. Un lujo que me di fue el de recrear con animaciones algunas situaciones en las que participaba Cortázar. Julio Azamor hizo los dibujos de las escenas que imaginaba que ocurrieron entre ambos creadores ya que solamente tengo una foto de ellos dos juntos. Otro tesoro fue haberme puesto en contacto con la gran fotógrafa argentina Sara Facio que gentilmente me cedió las fotografías icónicas que ella había tomado al escritor.


– ¿Qué aspecto de sus personalidades descubriste en las cartas?

– Descubrí a un Cortázar librepensador, apasionado, defensor de sus ideas en cuanto a estilos narrativos, respetuoso del trabajo de otro. Se encontraron dos libres creadores que se admiraban. Me encontré con una relación hermosa, fundamentalmente humana en la que dos personas que se admiran, se respetan y sienten mutuo cariño. Pero que también pueden distanciarse por motivos estéticos y político-ideológicos. Siguieron siendo amigos hasta el fallecimiento de Julio. Ellos tienen un gran sentido del humor, es imposible no reirse al leerlas. Eso se ve plasmado en el documental, no quería que sea algo nostálgico sino que reflejara la relación que mantenían. La sensibilidad e inteligencia que tenían. Algo que me daba mucha ternura era esa relación que mantenían con sus parejas. Julio con Aurora eran muy compañeros y se aconsejaban, aparece mucho su visión en las cartas. Daba una sensación de un hombre muy enamorado y con quien consultaba todo lo que hacía. Respecto de Manuel, él también trabajo siempre con su mujer. Los dos tuvieron vínculos muy fuertes con mujeres que participaron activamente en sus creaciones.

Un momento que guardo con mucho cariño fue el encontrarme con las cartas físicas originales que Manuel me habilitó para que filmara. Poder sentir la letra de Cortázar que escribía y hacía collages en cada una, haciéndole dibujos o pegándole fragmentos de diarios. Era algo hermoso y muy auténtico que demostraba ese vínculo de confianza que mantenían, sabés que del otro lado va a haber una persona que lo iba a apreciar. Ver cómo escribía fue una manera de entrar a su vida y descubrir cómo veía al mundo.

El documental se basa en las tres obras claves de la cinematografía de Antín: La cifra impar (1962), Circe (1964) e Intimidad de los parques (1965). En el caso de Circe, contó con la coautoría de Cortázar en el guión y las grandes actuaciones de Graciela Borges y Alberto Argibay. Por otra parte, la actriz Dora Baret fue la encargada de darle vida a Teresa en Intimidad de los parques. Ambas también no dudaron en dar su testimonio a esta pieza documental.


-¿Qué aportes de dieron los otros personajes participan?

– La mirada de Ponchi fue esencial ya que ella me contó el otro costado de la relación, uno más humano. Ella trae una mirada de lo cotidiano y los recuerdos de su participación. También aparecen los recuerdos de su hija María Marta Antín. Una de las participaciones más especiales, que aceptaron muy rápido participar y muy generosamente al saber que se hacía un documental sobre Manuel, fueron Graciela Borges y Dora Baret, que hablan de la intimidad del rodaje, su relación con el director y el resto del elenco. Traen unos relatos interesantísimos de cómo se hacía cine en ese momento y lo audaz que fue Manuel.


– ¿Antín llegó a verla?

– Cuando terminamos el montaje, lo invitamos a Manuel y a su mujer a ver la versión final. Estaba súper nerviosa, me quedé callada templando durante toda la película, cuando termina comienza aplaudir y disfruté mucho ese momento. Nos felicitó, estaba muy contento. Estoy muy agradecida. Pasó por el Festival de la Havana en 2018, por el Encuentro Nacional de la Palabra en Córdoba dónde se hizo un homenaje a las películas de Manuel y a la literatura de Cortázar, como cierre pasaron el documental, presentado por Cecilia Barrionuevo, directora del Festival de Mar del Plata y el también tuvo su participación en el último Bafici. Ahora esperamos poder estrenarla en pocas semanas.


-¿Cómo ves la situación del cine argentino documental?

– El cine en general tiene una gran dificultad de exhibición ya que las salas privilegian lo que tiene que ver con lo comercial. Cuando hay menos espacios, hay menos espectadores, por ende como ayudas a acercar a la ciudadanía al patrimonio cultural que es el cine, en especial del autor. Si a eso le agregás la dificultad del cine documental, es un contexto complejo. Confío que la salida va a venir de los distintos realizadores ya que en los últimos años se han creado numerosas asociaciones de todos los tipos que van a pelear por estos derechos: proteger y difundir. Es un arte que trae una mirada particular de un contexto y un recorte de la realidad, cuanto más miradas tenemos de lo que se supone, más nos hace crecer a todos, nos permite pensar con más libertad. Cerebro que existan otras plataformas de exhibición y circuitos de difusión y acceso al documental. Quiero valorar el rol que significó la creación del Canal Encuentro que fue clave para el documental argentino. Es algo que nació en el seno del Ministerio de Educación como también el rol que juegan los festivales de cine en todo el país, son parte de los circuitos posibles del documental. Es necesario que el Estado apoye la existencia de salas alternativas, promoviendo la difusión del patrimonio cultural y favoreciendo el acceso a la cultura por parte de la ciudadanía. (infobae)