Esta vez, llegó al Konex

CABA | VIII Feria de Editores Independientes: La persistencia del libro

LA PLATA, 01-08-2019 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

A pesar de la profunda crisis en el sector, el fin de semana se realizará la VIII Feria de Editores Independientes, un acontecimiento que ya se transformó en un clásico porteño. El reclamo de los pequeños sellos, la realidad en otros países y la pasión que mantiene vivo un ámbito descuidado por el Estado.
Por Rocío Badessi


La Ciudad Cultural Konex abre sus puertas a la octava edición de la Feria de Editores Independientes (FED) que comienza el viernes 2 de agosto y se extenderá hasta el domingo 4 de 14 a 21. A pesar de la crisis que golpea al sector editorial, la FED continúa de pie y apuesta a la comunión entre lectores, periodistas, escritores, libreros y editores de varios países abocados a un estilo de publicaciones distintas a las convencionales. De entrada libre y gratuita, la feria contará con invitados que brindarán diversos talleres y charlas aptas para todo público.


Un mercado golpeado por la recesión

De acuerdo al informe publicado por el Observatorio de la Universidad de Buenos Aires (OUBA), dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras, en los primeros meses del año la industria editorial argentina sufrió la peor crisis de su historia, vinculada al presente de inflación, devaluación y retracción del consumo. «En lo que va de 2019 se generaron 22,6 millones de ejemplares. Esto muestra una pérdida de un cuarto de tirada promedio para la edición general argentina», señaló en ese informe Adrián Vila,  especialista en Políticas Editoriales de la Universidad de Buenos Aires.

En el mismo informe, Américo Cristófalo, vicedecano de la Facultad de Filosofía, traductor, y editor de Paradiso, había indicado: “El libro es un objeto suntuario y en toda situación económicamente recesiva es una de las primeras materias que cae en el mercado y una de las últimas en recuperarse”.

Víctor Malumian, director editorial de Ediciones Godot, uno de los sellos que participará de la FED y que ha publicado autores como Michel Onfray y Walter Benjamin, sostiene que “el mercado del libro se viene reduciendo continuamente desde que llegó este gobierno. En el 2013 la lectura promedio era de 3 libros por persona y hoy es de 1.3”. Y agrega: “Las políticas económicas que ha tomado Mauricio Macri han reducido el salario real de los ciudadanos, lo que provoca que haya mucha menos inversión en actividades culturales”.

La Cámara Argentina del Libro (CAL) contabilizó, desde 2016, el cierre de 35 pequeñas librerías y otras 30 que han liquidado sucursales, fueron absorbidas por cadenas o achicaron sus espacios y nómina de empleados por el aumento de alquileres y servicios. “Afortunadamente contamos con un ecosistema de librerías y editoriales muy diverso y arraigado culturalmente que permite que la debacle no sea aún mayor”, asegura Ezequiel Fanego, director editorial de Caja Negra, otro de los sellos de lujo presentes en la FED y que ha publicado, entre otros, a Eric Sadin, Mark Fischer y “Bifo” Berardi.

Dentro de ese lote de editoriales figura Leteo. Para uno de sus editores, el poeta Christian Kupchik, el mercado del libro se encuentra en un estado paradojal: “Si nos atenemos a los límites que sugiere el significante ‘mercado’, el paisaje aparece como catastrófico. Pero, al dar tres pasos a un costado, el panorama llama a sorpresa. El libro sigue encontrando signos de una insólita vitalidad a partir del impulso y la energía creadora de una enorme cantidad de agentes que renuevan el interés y reinventan el sentido de la palabra escrita”, declara.

Los países limítrofes presentan una realidad diferente. En Uruguay, el mundo editorial es seguro y estable: “Nosotros no hacemos libros explosivos ni coyunturales, así que el tipo de literatura que ofrecemos tiene un público lector constante, que no sufre los vaivenes de la economía ni de las modas. El problema histórico es el techo bajo por ser un mercado reducido”, explica Julia Ortíz, editora de Criatura, que presentará sus novedades en la FED.

Del otro lado de la Cordillera de los Andes, la explosión editorial ha beneficiado al mercado del libro chileno. “El aumento de la bibliodiversidad, sobre todo en el mundo de la edición autónoma e independiente, ha generado un interés masivo por los libros y por la generación de ferias alternativas gratuitas”, describe Guido Arroyo, editor de Alquimia, otra casa editorial que le dará el toque internacional al evento en el Konex. “En Chile lo que falta es democratizar los accesos al libro porque existen muy pocos puntos de venta. Es un país que tiene escasas librerías que tienden a fracasar económicamente y, a su vez, están concentradas en determinadas comunas”, afirma.

Simón Érgas, escritor y editor chileno de La Pollera Ediciones y uno de los invitados al evento, manifiesta que en su país se vio “una transformación que partió a principio de esta década con las editoriales independientes y principalmente con La Furia del Libro, que las reunió y las hizo ser conscientes de su existencia y sus posibilidades. Esa reunión luego formó un gremio que se relaciona con el Estado al mismo nivel que las trasnacionales”.


Políticas públicas para sobrevivir

“Las políticas públicas son fundamentales en función a la cultura de un país. No sólo se trata de que los editores podamos sobrevivir sino de que a los adultos y niños les llegue literatura de calidad, que les amplíe horizontes y los enriquezca. Es esencial que sigan las compras públicas para que los libros arriben a todos los rincones del país”, ratifica Luciana Kirschenbaum, directora de Limonero, editorial de libros ilustrados, premiada como la mejor de América del Sur y Central en el rubro literatura infantil, durante la última Feria del Libro de Bologna, Italia.

Ezequiel Fanego analiza que “en este momento de extrema fragilidad, lo más necesario es tomar medidas que atenúen los efectos negativos que la economía nacional está teniendo sobre las industrias. Puntualmente, todo lo que contribuya a bajar costos y contrarrestar la caída en las ventas como medidas impositivas”. “Estaría muy bueno que brinden una serie de créditos, tanto para las imprentas, para actualizar su maquinaria, como para los editores así podrían comprar papel o derechos”, asegura Víctor Malumian.

Por su parte, Kupchik considera que “el libro y el trabajo cultural deben ser considerados parte de una política pública. Para ello habría que comenzar por un Estado que asuma su rol de pensar en el bien público y actúe en consecuencia”.

La Feria de Editores ofrece un espacio para los pequeños y medianos sellos con una producción más artesanal y tirada acotada, como un lugar de intercambio para relacionarse dentro del rubro. “Esta feria posibilita la condensación de los libros publicados por editoriales independientes que no se encuentran en todas las librerías. Es una oportunidad de descubrir nuevos títulos, nuevos perfiles editoriales o de adquirir algún inhallable”, enuncia Lucía Tennina, profesora de Literatura brasileña en la UBA e investigadora de CONICET. Y complementa: “Es clave que se le dé importancia al libro desde un punto de vista cultural y no marketinero”.

Coincide con lo dicho Simón Érgas, de La Pollera Ediciones: “Es una especie de encuentro entre la curiosidad del lector que busca en lo desconocido, y nosotros que estamos aquí, en otro país, con autores que no tienen un nombre a este lado, pero por lo mismo son una novedad. Además de encontrar una literatura no comercial, experimental o más atrevida en algunos aspectos, el lector puede conversar con la gente que hace los libros”, finaliza. Entre los invitados a la Feria que participarán de paneles y charlas se encuentran la ensayista Beatriz Sarlo, el lingüista Santiago Kalinowski, la escritora colombiana Margarita García Robayo y el escritor brasileño Ferrez, referente del Movimiento de Literatura Marginal de ese país.

Para Luciana Kirschenbaum, de Limonero: “Las ferias grandes, por el costo, las características y la duración hacen realmente muy compleja la participación”. La FED permite una comunicación amplia y fluida. Bajo esta misma óptica, Kupchik de Leteo sintetiza: “Es una respuesta auténtica y valiosa a las necesidades editoriales ante una actividad que es asimilada como un valor depreciado y superfluo por las leyes del mercado”.

Una vez más, la Feria de Editores independientes viene a acortar la distancia entre el libro, como producto, y el lector, como consumidor pasivo, para unirlos en un escenario donde la interacción constante es leitmotiv. Toda la programación se encuentra en el sitio feriadeeditores.com.ar (anccom)