En la Parroquia "Nuestra Señora del Valle", donde Tucho se animó a entonar el tango "Yira, yira"

"Un solo acto de amor vale más que la creación del Universo entero", resaltó Monseñor Victor Manuel Fernandez en celebración de Jueves Santo

LA PLATA, 19-04-2019 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

Así lo aseguró el titular de la Arquidiócesis de La Plata en misa de Jueves Santo en la Parroquia "Nuestra Señora del Valle" de la Ciudad Capital. "Al mundo no le importa un carajo cómo estás, si estás bien, si estás mal. Jesús no quiere que hagas lo mismo, no te metás en la misma basura, en el mismo barro y lo que te saca del barro es optar por el amor, pase lo que pase esa es la propuesta de Cristo, 'no seas igual, vos sos mi discípulo, debes ser distinto' y con la gracia de la Eucaristía, es posible", apuntó "Tucho" Fernández. Escucha audio de corte del Obispo entonando "Yira, yira" y al final de la nota "Homilía" completa!!!. 


"Cuando la vida se te complica, cuando te enfermás, cuando tenés problemas económicos, cuando andás mal, te dejan todos solo y como decía el tango 'verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira, yira', al mundo no le importa un carajo cómo estás, si estás bien, si estás mal. Jesús no quiere que hagas lo mismo, no te metás en la misma basura, en el mismo barro y lo que te saca del barro es optar por el amor, pase lo que pase esa es la propuesta de Cristo, 'no seas igual, vos sos mi discípulo, debes ser distinto' y con la gracia de la Eucaristía, es posible", así de esta manera concluyó la homilía de Jueves Santo de monseñor Víctor Manuel Fernández, Obispo de la Arquidiócesis de La Plata, sintetizando lo que significa la institución de la Eucaristía y el mandamiento de "amarás a tu prójimo, como a tí mismo"

En la tradicional misa de 7 de la tarde que se da en la mayoría de las Iglesias cel culto Católico, Apostólico Romano, esta vez desde la Parroquia Nuestra Señora del Valle de La Plata, el titular de la Arquidiócesis homónica, Victor Manuel Fernández, ante una iglesia colmada de fieles, dio una interesante, importante y profunda homilía de Jueves Santo, fecha en la que se conmemora la institución de la Eucaristía en la "Última Cena"de Jesús con sus Apóstoles y también el lavatorio de los pies realizado por Jesús a sus fieles seguidores, que el Obispo también realizó en una "gloriosa" noche entre el Obispo y los fieles de la mencionada Iglesia, se la zona de 1 y 57.

"Mientras nosotros estamos aquí celebrando la misa y hay gente que pasa por la vereda y dice que están esos locos con esos ritos medievales. Resulta que no es ningún rito medieval, no es nada que haya inventado algún Obispo, algún cura. Porque Jesús en el Evangelio antes de morir reunió a sus amigos y allí dijo ´hagan esto en memoria mía´. Pocas veces Jesús dejó indicaciones tan directas 'hagan esto', muy poquitas. Esta es una, nos dejó la misa y quiere decir que por más que inventemos cosas, siempre va a ser la forma más hermosa de celebrar en comunidad, siempre va a ser el camino que Dios usa para derramar su gracia en la comunidad", comenzó predicando el Obispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández y amplió: "Uno podría imaginarse miles de cosas, que podrían despertar un sentimiento agradable pero que pasen el fondo del alma, allí trabaja él y lo hace como quiere". 

"Así que nadie diga que es un invento de la Edad Media, lo hacemos porque el Señor Jesús con toda claridad nos dijo ´hagan esto en memoria mía´ y aquí lo estamos haciendo y hoy lo hacemos en un día especialísimo que nos recuerda justamente aquella primera misa por lo tanto Jesús está hoy acá, sirviéndonos la mesa, Jesús nos ha reunido esta noche y está acá invitándonos a cenar, esto es muy importante", sostuvo el obispo Fernández y consideró: "En el libro del Apocalipsis dice ´miren que yo estoy en la puerta y llamo. Si alguno me escucha y me abre la puerta, cenaremos juntos´ y esa es la invitación que le ha hecho Jesús a cada uno de ustedes y por eso ustedes están aquí, no por casualidad, no por la inteligencia de ustedes o por la gran Fe que tengan es porque Jesús de corazón les dijo ´vengan a cenar conmigo´". 

"Antes de la cena, Jesús les hizo lavar los pies a sus discípulos. -prosiguió el Obispo- Se puso de rodillas delante de sus discípulos y les lavó los pies y ellos no podían entender, estaban acostumbrados a que a un líder se le rendía culto, entonces tenerlo arrodillado delante de ellos, era inaceptable, incomprensible y Pedro no quería saber nada `¡no de ninguna manera´!, él lo quería a Cristo glorioso, poderoso ¿cómo lo iba a tener a los pies de él, de rodillas, delante de él? Y después se entregó como comida. Pero esto es la consecuencia de la lógica de la encarnación, un Dios infinito, glorioso, que quiere hacerse hombre y que nace en un pesebre del campo, ese se va comprometiendo más en nuestras vidas, se va haciendo más pequeño, más cercano y por eso cuando se está por morir se pone de rodillas delante de sus propios discípulos y les lava los pies. Y después se queda como comida, se hace como un pedacito de pan y después se entrega con los brazos abiertos en la cruz. Esa es la lógica de nuestro Dios, el Dios en el cual creemos es la lógica de la encarnación que estamos celebrando en esta hermosa noche".

"... esta noche comulguemos con hambre y sed. Esta noche es Jesús que nos sirve la cena y vengamos a comulgar con el corazón abierto. Viene él, no viene cualquiera, no es un pedacito de pan nomás, viene a dar vida, viene a dar paz, esperanza, viene a alimentarte porque el fondo del corazón no se alimenta ni con libros, ni con comida ni con nada, se alimenta con Jesús y si no el fondo de tu alma, el fondo de tu corazón, va a estar hambriento, necesitado, vacío, porque ahí el único que llega para darte fuerza y vida, es Jesús. Entonces Gloria a Dios que él te llamó y lo podés recibir y rezamos por todos aquellos que lo desprecian, que no les interesa, que lo consideran un rito vacío. Rezar por ellos porque se pierden el alimento que anida en el fondo de tu corazón, donde no llega nada más ni nadie más. Da gracias por esta invitación, por este privilegio enorme de estar aquí en esta sencilla iglesia donde Jesús ha querido venir a reunirse con nosotros y entregarse como un pedacito de pan", completó.

En una segunda parte, que fue la de más alto voltaje en la predicación de monseñor Fernandez que refirió al mandamiento de Jesucristo sobre el "amor". y al respecto el Obispo platense comenzó diciendo: "Pero esta noche, además de quedarse en la Eucaristía, Jesús nos dejó otra cosa, una para que podamos celebrar misa pero dejó otra cosa muy grande, muy importante que es el mandamiento del amor... Y cómo lo resumió Jesús 'Amen a Dios, ámense entre ustedes, amen a los demás como se aman a ustedes mismos', resumió todo. Por eso es un gran regalo porque uno muchas veces en la vida no sabe qué hacer con claridad, pero hay una cosa segura, hay que amar, en medio de todo, pase lo que pase. Y amar con actos de amor. Son actos de amor decirle a Jesús 'te quiero', es ponerse un ratito de rodillas  y adorarlo con cariño, es visitar a una persona sola y abandonada del barrio, ese es un acto de amor, perdonar a alguien que nos está jodiendo la vida, es un acto de amor; acordándose que esa persona tiene un valor infinito porque es infinitamente amado por Dios, porque por ese ser humano Jesús derramó su preciosa sangre, entonces no importa si me trata bien o mal, si el lindo o feo, si es simpático o tiene cara de vinagre, no importa, tiene un valor inmenso" y afirmó: "En muchas cosas me equivocaré, pero si hago un acto de amor a Dios, con hermanos, no me equivoco. Jesús me lo dejó claro, en esto se resume todo. Y él lo resumió más todavía 'ámense como yo los amé'. San Pablo lo repite y dice 'toda la ley se resume en este único mandamiento, amarás a tu prójimo como a ti mismo', quedó eso nada más, porque el amor a Dios se tiene que manifestar en el amor a tu hermano" y entonces quedó un solo mandamiento, "amarás a tu prójimo como Jesús te amó a vos hasta la cruz". 

"Y en cada acto de amor tu vida da un salto infinito. Porque la inclinación que tenemos todos, por más que estemos bautizados, es la inclinación al egoísmo, siempre pensar en uno y es una inclinación que la tenemos ahí y si nos dejamos llevar, la vida es solamente pensar en uno, en sí mismo y nada más y los demás que revienten. Tener mi comodidad, mi casita, mi comodidad, mi platita, que nadie me moleste, hacerme algún viaje y ahí parece que está todo el objetivo de la vida de uno. Esa es la inclinación que tenemos. No es una cosa sexual, es la búsqueda del propio yo", apuntó y conjeturó: "Por lo tanto si Dios con su gracia te impulsa a hacer un acto de amor con tu hermano, estás dando un salto enorme que te saca de algún modo afuera de este mundo egoísta, que te eleva por encima de todo, un acto de paciencia, un acto de generosidad, un acto de servicio, te eleva por encima del universo, te saca de la miseria de este mundo porque si no acá todo es violencia, envidia, bronca, amarrocar y agarrar lo que pueda. Una miseria es la vida si el espíritu de Dios no nos levanta por encima de eso a hacer un acto de amor. Un solo acto de amor vale más que la creación del Universo entero, vale más que todo el planeta y todos los planetas. Un solo acto de amor y para hacerlo, Jesús se quedó acá como alimento". 

"Cada misa venir a comulgar para poder amar, para poder salir del límite egoísta de tu persona. Cada misa venir a recibir el pan del amor y por eso la Eucaristía se llama 'el Sacramento del amor fraterno'. El Bautismo es el 'Sacramento de la Fe', la unción de los enfermos, es el 'Sacramento de la esperanza'. Así lo enseñó la Iglesia en toda su historia, venir a comulgar para poder amar si no vos mismo te metés en la vorágine egoísta del mundo que como decía Discépolo el tanguero en aquel hermoso tango 'Yira, yira' porque se dio cuenta en un momento de la vida, que él había tenido muchos amigos, que en las fiestas era todo sonrisas y cuando estuvo tirado, ya ni lo saludaban entonces dice 'mira cómo son las cosas'", señaló el obispo Fernández y para finalizar siendo un verdadero y auténtico "Tucho" Fernández concluyó animándose a entonar unos versos del tango "Yira, yira" de Discepolo: "Cuando la vida se te complica, cuando te enfermás, cuando tenés problemas económicos, cuando andás mal, te dejan todos solo y como decía el tango 'verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira, yira', al mundo no le importa un carajo cómo estás, si estás bien, si estás mal. Jesús no quiere que hagas lo mismo, no te metás en la misma basura, en el mismo barro y lo que te saca del barro es optar por el amor, pase lo que pase esa es la propuesta de Cristo, 'no seas igual, vos sos mi discípulo, debes ser distinto' y con la gracia de la Eucaristía, es posible. Gracias Señor".  

Texto completo de la Homilía 

"Evangelio antes de morir reunió a sus amigos y allí dijo 'hagan esto en memoria mía'. Pocas veces Jesús dejó indicaciones tan directas 'hagan esto', muy poquitas. Esta es una, nos dejó la misa y quiere decir que por más que inventemos cosas, siempre va a ser la forma más hermosa de celebrar en comunidad, siempre va a ser el camino que Dios usa para derramar su gracia en la comunidad. Uno podría imaginarse miles de cosas, que podrían despertar un sentimiento agradable pero que pasen el fondo del alma, allí trabaja él y lo hace como quiere. Él nos quiso dejar este camino de gracia en la Eucaristía. Después de hecho San Pablo en esta lectura que escuchamos nos recuerda que es Jesús el que no dejó este mandato, nosotros lo hacemos porque es un mandato que nos dejó Jesús. Y poco después, cuando se terminó de escribir el Nuevo Testamento en el año 100 y pico, poco después en el año 150 aparecen escritos que los conservamos, de San Justino donde San Justino cuenta como era la misa en el año 150 y era igual que ahora. Se leen las lecturas, se presenta el pan y el vino, todo. Así que nadie diga que es un invento de la Edad Media, lo hacemos porque el Señor Jesús con toda claridad nos dijo 'hagan esto en memoria mía' y aquí lo estamos haciendo y hoy lo hacemos en un día especialísimo que nos recuerda justamente aquella primera misa por lo tanto Jesús está hoy acá, sirviéndonos la mesa, Jesús nos ha reunido esta noche y está acá invitándonos a cenar, esto es muy importante. En el libro del Apocalipsis dice 'miren que yo estoy en la puerta y llamo. Si alguno me escucha y me abre la puerta, cenaremos juntos' y esa es la invitación que le ha hecho Jesús a cada uno de ustedes y por eso ustedes están aquí, no por casualidad, no por la inteligencia de ustedes o por la gran Fe que tengan es porque Jesús de corazón les dijo 'vengan a cenar conmigo'. Y ustedes saben que en aquella época, 2 mil años atrás no se invitaba a cenar a cualquiera, eso era cosa seria, a la casa, a la noche, entraban los purísimos, nadie más. No se invitaba a cualquier conocido de noche a lo sumo, al almuerzo pero no a la cena y si Jesús nos invita a cenar juntos, nos está hablando de intimidad, de amigos, de una comida de amigos donde él se entrega como alimento para cada uno de ustedes, para que tengan fuerzas para seguir caminando y para seguir luchando. Jesús te llamó y aquí estás. Y le tenemos que decir, como le dijeron los discípulos de Emaús ´quédate con nosotros Señor, porque ya es de noche´ y el acepta y se queda y aquí está. Por lo tanto, esta noche que celebramos y recordamos aquella primera misa de Jesús con sus Apóstoles, no solamente hacemos memoria de un hecho que pasó. Jesús lo vuelve a hacer con nosotros, esta noche los Apóstoles son cada uno de ustedes. Se hace presente aquella cena y es como si nosotros estuviéramos realmente en aquella noche junto con Jesús, cenando juntos.

Antes de la cena, Jesús les hizo lavar los pies a sus discípulos. Se puso de rodillas delante de sus discípulos y les lavó los pies y ellos no podían entender, estaban acostumbrados a que a un líder se le rendía culto, entonces tenerlo arrodillado delante de ellos, era inaceptable, incomprensible y Pedro no quería saber nada '¡no de ninguna manera!', él lo quería a Cristo glorioso, poderoso ¿cómo lo iba a tener a los pies de él, de rodillas, delante de él? Y después se entregó como comida. Pero esto es la consecuencia de la lógica de la encarnación, un Dios infinito, glorioso, que quiere hacerse hombre y que nace en un pesebre del campo, ese se va comprometiendo más en nuestras vidas, se va haciendo más pequeño, más cercano y por eso cuando se está por morir se pone de rodillas delante de sus propios discípulos y les lava los pies. Y después se queda como comida, se hace como un pedacito de pan y después se entrega con los brazos abiertos en la cruz. Esa es la lógica de nuestro Dios, el Dios en el cual creemos es la lógica de la encarnación que estamos celebrando en esta hermosa noche.

Fíjense qué paradoja. Nadie más grande y al mismo tiempo más cerca, nadie más poderoso y a la vez más sencillo y cercano. Qué cosa extraña, los caminos que tiende Dios con nosotros. Hoy entonces comulguemos mejor que nunca, esta noche comulguemos con hambre y sed. Esta noche es Jesús que nos sirve la cena y vengamos a comulgar con el corazón abierto. Viene él, no viene cualquiera, no es un pedacito de pan nomás, viene a dar vida, viene a dar paz, esperanza, viene a alimentarte porque el fondo del corazón no se alimenta ni con libros, ni con comida ni con nada, se alimenta con Jesús y si no el fondo de tu alma, el fondo de tu corazón, va a estar hambriento, necesitado, vacío, porque ahí el único que llega para darte fuerza y vida, es Jesús. Entonces Gloria a Dios que él te llamó y lo podés recibir y rezamos por todos aquellos que lo desprecian, que no les interesa, que lo consideran un rito vacío. Rezar por ellos porque se pierden el alimento que anida en el fondo de tu corazón, donde no llega nada más ni nadie más. Da gracias por esta invitación, por este privilegio enorme de estar aquí en esta sencilla iglesia donde Jesús ha querido venir a reunirse con nosotros y entregarse como un pedacito de pan.

Pero esta noche, además de quedarse en la Eucaristía, Jesús nos dejó otra cosa, una para que podamos celebrar misa pero dejó otra cosa muy grande, muy importante que es el mandamiento del amor. Nos resumió todo en una sola cosa. Ustedes saben que ya en la época de Jesús andaban los rabinos, los maestros, diciendo cómo podemos resumir todo porque tenían tantos preceptos religiosos, tantas normas, que ya se olvidaban, ni se acordaban. Ya los judíos los habían resumido en algunos cientos de preceptos porque había miles y ni siquiera los maestros se acordaban. Entonces va uno y les dice a Jesús, uno de estos maestros 'decinos a ver cómo resumimos lo que Dios nos pide'. Y cómo lo resumió Jesús 'Amen a Dios, ámense entre ustedes, amen a los demás como se aman a ustedes mismos', resumió todo. Por eso es un gran regalo porque uno muchas veces en la vida no sabe qué hacer con claridad, pero hay una cosa segura, hay que amar, en medio de todo, pase lo que pase. Y amar con actos de amor. Son actos de amor decirle a Jesús ´te quiero´ es ponerse un ratito de rodillas  y adorarlo con cariño, es visitar a una persona sola y abandonada del barrio, ese es un acto de amor, perdonar a alguien que nos está jodiendo la vida, es un acto de amor acordándose que esa persona tiene un valor infinito porque es infinitamente amado por Dios porque por ese ser humano Jesús derramó su preciosa sangre, entonces no importa si me trata bien o mal, si el lindo o feo, si es simpático o tiene cara de vinagre, no importa, tiene un valor inmenso. En eso no me equivoco nunca, en muchas cosas me equivocaré, pero si hago un acto de amor a Dios, con hermanos, no me equivoco. Jesús me lo dejó claro, en esto se resume todo. Y él lo resumió más todavía 'ámense como yo los amé'. San Pablo lo repite y dice ´toda la ley se resume en este único mandamiento, amarás a tu prójimo como a ti mismo´ quedó eso nada más, porque el amor a Dios se tiene que manifestar en el amor a tu hermano. Entonces quedó un solo mandamiento, ´amarás a tu prójimo como Jesús te amó a vos hasta la cruz´. Y claro, un mandamiento no parece ningún regalo pero lo lindo es que nos simplifica la vida, eso es lo hermoso, que nos hace más sencillos todavía, es un caminito en el que nunca vamos a errar, el camino seguro. Gracias Señor porque nos dejaste el mandamiento del amor. Y en cada acto de amor tu vida da un salto infinito. Porque la inclinación que tenemos todos, por más que estemos bautizados, es la inclinación al egoísmo, siempre pensar en uno y es una inclinación que la tenemos ahí y si nos dejamos llevar, la vida es solamente pensar en uno, en sí mismo y nada más y los demás que revienten. Tener mi comodidad, mi casita, mi comodidad, mi platita, que nadie me moleste, hacerme algún viaje y ahí parece que está todo el objetivo de la vida de uno. Esa es la inclinación que tenemos, que la Iglesia llama concupiscencia. No es una cosa sexual, es la búsqueda del propio yo. 

Por lo tanto si Dios con su gracia te impulsa a hacer un acto de amor con tu hermano, estás dando un salto enorme que te saca de algún modo afuera de este mundo egoísta, que te eleva por encima de todo, un acto de paciencia, un acto de generosidad, un acto de servicio, te eleva por encima del universo, te saca de la miseria de este mundo porque si no acá todo es violencia, envidia, bronca, amarrocar y agarrar lo que pueda. Una miseria es esta vida, si el espíritu de Dios no nos levanta por encima de eso a hacer un acto de amor. Un solo acto de amor vale más que la creación del Universo entero, vale más que todo el planeta y todos los planetas. Un solo acto de amor y para hacerlo, Jesús se quedó acá como alimento. 

Cada misa venir a comulgar para poder amar, para poder salir del límite egoísta de tu persona. Cada misa venir a recibir el pan del amor y por eso la Eucaristía se llama 'el Sacramento del amor fraterno'. El Bautismo es el Sacramento de la Fe, la unción de los enfermos, es el Sacramento de la esperanza. Así lo enseñó la Iglesia en toda su historia, venir a comulgar para poder amar si no vos mismo te metés en la vorágine egoísta del mundo que como decía Discépolo el tanguero en aquel hermoso tango 'Yira, yira' porque se dio cuenta en un momento de la vida, que él había tenido muchos amigos, que en las fiestas era todo sonrisas y cuando estuvo tirado, ya ni lo saludaban entonces dice 'mira cómo son las cosas'. Cuando la vida se te complica, cuando te enfermás, cuando tenés problemas económicos, cuando andás mal, te dejan todos solo y como decía el tango: 'verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira, yira', al mundo no le importa un carajo cómo estás, si estás bien, si estás mal. Jesús no quiere que hagas lo mismo, no te metás en la misma basura, en el mismo barro y lo que te saca del barro es optar por el amor, pase lo que pase esa es la propuesta de Cristo, ´no seas igual, vos sos mi discípulo, debes ser distinto´ y con la gracia de la Eucaristía, es posible. ¡Gracias Señor!!!".

Audio Homilía

Primera parte

El Obispo de La Plata, Mons. Fernández en Jueves Santo habló de la importancia de la Eucaristía


Segunda parte

El Obispo de La Plata, Mons. Fernández en Jueves Santo habló Jesús y el precepto del "amor"