Las bebidas azucaradas se asociaron a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares que los dulces, como los pasteles y otros productos de repostería.
Según las investigadoras, el hallazgo más sorprendente fue la relación divergente entre diferentes fuentes de azúcar añadida y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, se cree que el estudio no es extrapolable a otras poblaciones, como la de América del Sur, donde la calidad de vida y alimentación es muy diferente.
Durante el estudio se analizaron tres categorías principales de consumo de azúcar: endulzantes (como miel), dulces sólidos (como pasteles) y bebidas azucaradas.
Además, se evaluaron siete enfermedades cardiovasculares: ACV isquémico, insuficiencia cardíaca, ataques cardíacos, aneurisma aórtico, fibrilación auricular, estenosis aórtica y ACV hemorrágico.
Durante el seguimiento, que finalizó en el año 2019, 25.739 participantes fueron diagnosticados con alguna enfermedad cardiovascular.
Se supo que el consumo de bebidas endulzadas con azúcar, como refrescos y otras bebidas gaseosas, aumentó significativamente el riesgo de ataque cerebrovascular isquémico, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y aneurisma aórtico abdominal.