La combinación de aumento de los precios de la canasta básica y una actualización de ingresos por debajo de esa cifra es la principal causa que explica el aumento de la pobreza dado que en la Argentina esta medición se realiza por ingresos y con contempla otras condiciones socioeconómicas de las familias.
La Universidad Católica Argentina (UCA) publicó ayer un informe en el que señaló que el 55,5% de la población de la Argentina es pobre al cierre del primer trimestre, con un alza de casi once puntos en el período. En tanto, la tasa de indigencia subió de 9,6% a 17,5%.
Esto implica que cerca de 25 millones de argentinos no cuentan con los recursos mínimos para satisfacer sus necesidades de alimentación, vestimenta y vivienda para subsistir un mes. De ese total cerca de 8 millones no están en condiciones de adquirir los niveles de comida indispensables.
El trabajo de la UCA refiere a la situación al 31 de marzo de 2024, período en el que golpearon con mayor fuerza las primeras medidas de gobierno. La devaluación provocó una estampida de los precios y los ingresos no corrieron a la par sumiendo a gran parte de la población en la pobreza. A eso se agregó una continua actualización de los precios de las tarifas de los servicios públicos.
De acuerdo a los datos oficiales, la inflación acumulada en el primer trimestre alcanzó a 51,6%, con un alza en los alimentos de casi 49%.
En el mismo período y producto de la recesión la actividad económica se desplomó 6,2% en forma interanual, golpeando con mayor dureza a los sectores más vulnerables de la sociedad especialmente a los trabajadores informales y a los que viven de las famosas “changas diarias”.
El último informe de salarios del INDEC es elocuente: los trabajadores informales tuvieron una mejora en sus ingresos de enero a marzo menor al 30%, con lo cual hay 20 puntos de diferencia respecto a la evolución de los precios. En esa relación se explica desde lo estadístico el fuerte aumento de los niveles de pobreza.
También salieron perjudicados los trabajadores del sector público que en el primer trimestre obtuvieron mejoras salariales del orden de 43%, casi 7 puntos por debajo de la inflación. Los empleados registrados, según los números oficiales, pudieron equiparar el aumento de la canasta básica.
Siempre de acuerdo a la información oficial, la Canasta Básica Total (CBT) para un adulto equivalente alcanzó a fin de marzo un valor de $ 250.288. En el caso de una familia tipo –matrimonio y dos hijos- ese valor trepa a $ 773.385.
Según el RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) en marzo de este año el salario promedio era de $ 705.832, lo cual marca una diferencia de $ 68 mil con relación a la CBT.
En tanto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) se ubicó en $ 115.873 para una adulto equivalente y en $ 358.048 para el grupo familiar.
La CBT es el valor que usa el INDEC para fijar la línea de pobreza y la CBA fija la línea de indigencia. La diferencia entre ambas es que la CBT está compuesta por alimentos y un grupo de servicios esenciales, mientras que la CBA sólo incluye alimentos.
Para conocer los datos oficiales habrá que esperar a septiembre de este año, donde el INDEC publicará la situación al cierre del segundo semestre. (NA)