La obra teatral "El Joker" del dramaturgo Guillermo Ale y llevada a cabo por el grupo platense La Cuarta Pared fue un éxito en Perú, Ecuador y Colombia, ahora el grupo teatral vendió los derechos la ciudad de Lima, y actualmente la misma versión teatral se encuentra en la cartelera de Santiago de Chile interpretada por el reconocido actor Felipe Ríos. El espectador en la obra es atravesado de manera conmovedora por el miedo, la desigualdad, el desequilibrio emocional, la desprotección, todo envuelto en risas y locuras por el sociopata personaje del Universo DC que brilló en el comics, luego en el cine y ahora en su máxima potencia teatral.
Guillermo Ale, es dramaturgo, actor y director de teatro. Hace dos años escribió la obra teatral "El Joker" basada en la famosa película de Hollywood y desde entonces recorre con éxito los teatros de Latinoamérica. Y es que la puesta no sólo se destaca por sus virtudes dramáticas, "sino también por generar una identificación y una empatía inesperada con un personaje tan contradictorio" afirma el escritor.
La obra es un unipersonal que reconstruye bajo el imaginario de Arthur Fleck (El Joker) el destino de un comediante que, tras recibir ataques, y sufrir el desamparo de la salud pública decide cuestionar el orden social establecido mediante el uso de la violencia, como se puede ver en video de CAGLtv "La idea de escribir una versión teatral del Joker surge como una especie de respuesta a los interrogantes que nos ofrece el tema de la empatía social y su relación con la desigualdad", comenta Guillermo.
El teatro, alternativa de pensamiento
La puesta funciona como unidad referencial para los espectadores del film; una vez establecido el personaje en la escena, los procedimientos teatrales producen una operación instantánea en el público. El actor se mueve en un registro versátil, potente y deja ver la representación de Arthur en una faceta natural. "Y es que muchas veces el teatro nos permite una alternativa de sensaciones diferentes", sostiene el dramaturgo. Así la obra teatral El Joker rompe ese mecanismo "porque camina por los márgenes: nos interpela, nos cuestiona, se aparta e ingresa en una lógica física donde se percibe cómo el cuerpo del actor invoca y encarna todos los personajes de la película" afirma Guillermo. Así ponen sobre las tablas la ficción taquillera de Hollywood con una puesta minimalista y contundente que nos sumergen en la atmósfera polarizada del mundo interior de Arthur Fleck.
El fenómeno del cine llevado al teatro
La obra teatral desarrolla el mundo fantástico del Joker y genera incansables personajes que vuelven la mirada del espectador sobre sí mismo. El resultado es una puesta fascinante sobre el arte, el poder, el coraje, la violencia y la psicología social. Construida por universos donde la imaginación nos muestra una historia significativa y reveladora. Una obra brillante y sombría que nos abre la escena al universo de Hollywood a través del teatro.
Un éxito taquillero
Desde el estreno internacional las salas se fueron llenando de espectadores ansiosos por ver la puesta teatral. Así la obra acercó a fanáticos del comic que disfrutaron del Joker desenvolverse en las tablas. El montaje está sujeto a la fusión de dos ejes: uno visual como el cine y otro corporal como el teatro. Al respecto, Guillermo Ale director de la obra sostiene que "El éxito siempre tiene que estar fundando en consecuencias que no sean azarosas. En este caso, logramos acercar a la gente un enfoque humano más complejo y frágil. Y es en esa complejidad donde las personas ven reflejada la película en el teatro".
Un personaje de ficción en una guerra real
La obra El Joker plantea un hombre perdido en el medio de sus conflictos. Ahí, es donde Arthur Fleck transitará a lo largo de la puesta diferentes situaciones complejas que lo enfrentarán a emociones inéditas. Mientras tanto el espectador será atravesado por cada una de ellas, de manera conmovedora: el miedo, la desigualdad, el desequilibrio emocional, la desprotección, todo envuelto en risas y locuras. "De alguna manera empezamos a sentir como la gente empatizaba con el personaje. Veíamos al público adueñarse emocionalmente de las escenas entre risas, llantos y aplausos" agrega el actor Horacio Rafart.
Fenómeno en Lima, Perú
El Joker indaga aspectos universales de su propia vida y de la muchos de nosotros. "No nos sorprendió el éxito de la obra fuera de nuestra Argentina. Porque el trabajo termina siendo un reflejo de nuestros sueños y quizás también de nuestras propias frustraciones. Y es ahí, donde la gente logra una empatía emocional con el personaje. Semana a semana las personas llenan el teatro y nos expresan su efusión y su adrenalina. Así mismo, nosotros vemos colmadas nuestras expectativas con la del público que se sienta a disfrutar de un hecho artístico" concluye Guillermo Ale.
Y es que el Joker puede ser tranquilamente cualquier ciudadano de cualquier país, que atraviesa todos los días las mismas rutinas mecánicas. Y que de a poco lo asfixian y lo arrinconan a situaciones que difícilmente tengan una salida favorable.
El éxito de La Plata llega a Santiago de Chile
Luego de que el elenco platense llenará temporadas en Perú, Ecuador y Colombia, vendió sus derechos y actualmente la misma versión teatral se encuentra en la cartelera de Santiago de Chile interpretada por el reconocido actor Felipe Ríos. Desde el país vecino el actor confesó: "Desde que recibí el texto de la obra me pareció un desafío singular. Es un monólogo admirable y pretencioso y eso me obligaba como actor a desarrollar una versatilidad inusual". Desde el estreno hasta hoy el Teatro Bellavista de Santiago viene colmando sus butacas y es un fenómeno sin precedentes en Chile. "Sucede que la gente se identifica con las líneas argumentales de la obra. Los conflictos que ha sufrido Chile en los últimos años se emparejan al accionar de la puesta en escena", completa el actor.
La fuerza actoral y poderosa de Felipe Ríos funciona como una maquinaria que va desde el humor al drama y de esa forma le suman elementos fundamentales a la escena teatral. Y así, desarrolla un protagónico donde representa la tragedia del Joker, entre estallidos y risas, y que por momentos parece ser la encrucijada de su propio país.