La reglamentación de la Ley de Talles abrió a una nueva etapa: el Estudio Antropométrico. El mismo tiene la finalidad de relevar las medidas corporales de todo el país y el objetivo de construir la Primera Base de Datos Nacional de Medidas Antropométricas y permitir. Estará a cargo de la Secretaría de Comercio Interior y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Manuela Schuppisser se refirió a la actividad y lo que significa en esta sociedad ser gorda.
El pasado lunes, en el espacio del teatro Argentino de La Plata, se lanzó el Estudio Antropométrico Nacional (EARr), que cuenta con la utilización de un escáner 3D que se encargará de relevar las dimensiones actuales y propias de los cuerpos que conforman la población argentina. Se realizará hasta el 17 de agosto en La Plata y luego continuará en Pilar. El acto fue encabezado por la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; Lucía Portos, subsecretaria de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Ministerio de Mujeres, el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Ruben Geneyro, entre otras autoridades. Y también contó con la presencia de la activista gorda Manuela Schuppisser.
En diálogo con Diario Platense, Manuela habló sobre su militancia como activista gorda y sobre la importancia de la implementación de la Ley de Talles y el avance con el Estudio Antropométrico.“Yo empecé a militar en el activismo en el 2016, a partir de una búsqueda propia de poder sanar distintas ataduras vinculadas al hostigamiento y al bullying, al rechazo de los otros”. Además contó que en este proceso tan importante estuvieron presentes referentes de la militancia, escritores/as y los talleres sobre el activismo gordo del Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. “Con el tiempo me di cuenta que el activismo gordo no solamente me iba a permitir a mi sanar, sino que me iba a permitir colaborar con la igualdad para otras personas”, agregó.
En cuanto a la Ley de Talles, Schuppisser dijo que es una ley absolutamente importante y revolucionaria y que, junto al Estudio Antropométrico, van a abrir un océano de posibilidades que no solo tienen que ver con la indumentaria y el acceso básico a la vestimenta, sino que viene a descolonizar el concepto de corporalidad que tenemos en nuestro país. “A generar cuál es el verdadero cuerpo que tenemos les argentines, que estamos nutrides no solamente por raíces europeas, sino también por raíces más autóctonas de pueblos originarios, asiáticos, de todos los lugares del mundo”, agregó.
“No podés exigirle a los empresarios de nuestro país que tengan una variedad de talles si vos no sabes cuál es el cuerpo real de la población argentina. Me parece que para que la ley pueda aplicarse como corresponde en totalidad, a lo largo y a lo ancho del país, era necesaria esta primera instancia que nos permitiera un poco laburar no a ciegas, sino sobre valores reales. Creo que el compromiso de las industrias está puesto en generar más diversidad y llegar a un público en el que lamentablemente, no se estaba llegando”.
Por otra parte, la activista remarcó que para ella la Ley de Talles “es la punta de un iceberg y que detrás de todo eso, hay un montón de otras cosas. Contemplar la arquitectura de la ciudades, el transporte público. A partir de este análisis de los cuerpos de los argentinos, las argentinas y les argentines, vamos a tener una herramienta más que nos permita desarrollarnos en igualdad de oportunidades”.
Por último Manuela reflexionó desde su lugar como activista y dijo que para ella este es un proceso muy importante desde su lugar personal, porque durante mucho tiempo sintió que muchas cosas no se le estaban permitidas y que por su corporalidad, no era correcto que pudiera realizarlas, como la sexualidad, el entretenimiento, el deporte y espacios de recreación. Una de ellas fue siempre el acceso a la indumentaria y al poder expresar su identidad desde la ropa que se quería poner.
“El hecho de verlo concretado en una acción real, en algo que de a pasitos comienza a suceder me parece que es inmenso y desde la militancia política y de activista me parece que también es un paso inmenso hacia las nuevas generaciones. A mi me gusta pensar que todo en lo que yo pueda contribuir hoy en el presente, va a generar que en el futuro no exista una pequeña Manu que no pueda vestirse como le gusta o que no pueda ir a la playa en traje de baño a disfrutar un día de verano”, concluyó la activista.