La violencia mediática en la intimidad y el periodismo

Cuando la violencia mediática actúa: las preguntas de Mirtha a Mario Massaccesi

LA PLATA, 10-09-2019 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

¿Hasta dónde y cómo debe preguntar un periodista? ¿Cómo se abordan los casos de abusos sexuales en los medios? ¿Basta con un pedido de disculpas en redes? Conversamos con el periodista Franco Torchia, a raíz de las preguntas que la conductora le hizo a su invitado este fin de semana.
Por Antonella Morello


Este domingo 8 de septiembre, Mirtha Legrand convocó al periodista Mario Massaccesi a su programa. Comentario va, comentario viene, la conductora introdujo el tema de conversación que le interesaba.

"Vos una vez aquí sentado dijiste que tenías un secreto que jamás le habías dicho a tus padres, que jamás le habías confesado a tu familia. ¿Seguís sin confesarlo?", lo encaró. "No me gusta la palabra confesión, es una situación muy dolorosa que viví, muy dolorosa, muy fea que lógicamente ha marcado mi vida y yo huí hacia delante con este sueño, sabía lo que quería ser en mi vida. Siempre digo que el periodismo me salvó de todas las maneras en las que se puede salvar a una persona", respondió el periodista.

"Toda la felicidad que yo he vivido desde los 33 años a esta parte ha compensado el dolor que yo tuve cuando era chico, adolescente y joven", siguió haciendo hincapié en su transición para superar los momentos más adversos.

Sin preámbulos ni vueltas, Mirtha le preguntó: "¿Fuiste violado?". Lo que Massaccesi decidió pasar por alto. Sin embargo, la conductora volvió a insistir. La misma pregunta dos veces.

"Nunca lo voy a decir, fue mucho más que eso", mencionó el comunicador y conductor del noticiero Síntesis.

La situación y las reiteradas preguntas de la conductora, que continuaron con otras que indagaron en su intimidad -del estilo:  "¿Tenés pareja?", "¿Nunca estuviste enamorado?", "¿No sabés lo que es el amor?"- desataron el repudio y diversas repercusiones en la audiencia y en redes sociales que no pasaron por alto la violencia mediática que se estaba produciendo.

No obstante, no fue este almuerzo la única oportunidad en la que Mirtha entrevistó al periodista. En tres oportunidades anteriores (2015, 2017 y 2018) le hizo las mismas preguntas, protagonizó otros momentos de tensión y hurgó sobre su intimidad. Sin embargo, fue este fin de semana que "no quiso pasar por alto" la "oportunidad" de "preguntar directamente".

"Hay un límite de protección con uno mismo, salvo que uno tenga ganas de contarlo", consideró Massaccesi. No conforme, Mirtha continuó: "Ahora se cuenta todo en televisión". Comentario que incentivó la intervención de Carla Quevedo -actriz que interpretó a Alicia Muñiz en la serie "Monzón"-, otra de las invitadas en el programa. "Hay que respetar el tiempo de la víctima que habla cuando puede, no cuando quiere ni cuando se espera que hable", manifestó la actriz.

Horas después de su programa, y por el alcance que tuvo el tema en los medios de comunicación y redes sociales, Mirtha Legrand se disculpó con el periodista vía Twitter. Cabe destacar que en 2015, la conductora también se había disculpado con el periodista por otro exabrupto. Sin embargo, sus disculpas no la hicieron reparar en el calibre de sus preguntas.


Periodismo, intimidad, abusos sexuales y violencia mediática

¿Qué sucede cuando se reproducen preguntas de este estilo en los medios de comunicación? ¿Hasta dónde y cómo debe preguntar un periodista? ¿Cómo se abordan los casos de abusos sexuales en los medios? ¿Basta con un pedido de disculpas en redes? En diálogo con el periodista y sobreviviente de abusos sexuales en la infancia, Franco Torchia, definió como "violencia mediática" los hechos ocurridos en el programa de Mirtha Legrand.

"Lo que ocurrió es un hecho de violencia mediática que merece una sanción concreta, no un pedido de disculpas ni por Twitter, ni por teléfono, ni personalmente", asegura Torchia. "De ninguna manera creo que el pedido de disculpas es una retractación, porque objetivamente no es lo mismo", considera Torchia, quien además conduce el programa "No se Puede Vivir Del Amor", por la Once Diez, la misma radio en la que trabaja Massaccesi.

"Lo que ocurrió es un hecho de violencia mediática que merece una sanción concreta, no un pedido de disculpas ni por Twitter, ni por teléfono, ni personalmente. No se trata de 'pedir disculpas' sino de entender que la Argentina y que buena parte de los medios del país tienen un problemón creciente en cuanto a la violencia, y eso tiene que ser atendido. No solamente por la defensoría del público -que por suerte y pese a los embates, sigue en pie-, sino por un montón de agentes del Estado y de la sociedad civil que deberían estar actuando", añadió.


- ¿Hasta dónde y cómo debe preguntar un periodista? ¿Cuál es el límite? ¿Dónde termina la figura del "periodista sagaz" o que pregunta "lo que debe preguntar" y comete un episodio desafortunado?

Hay dos categorías que quisiera discutir que son las de "sagacidad", y por otro lado, la de "afortunado" o "desafortunado". Creo que lo que antiguamente era denominado "periodismo sagaz" o "pregunta sagaz" respondía a cánones propios de los medios tradicionales de hace muchísimas décadas.

La sagacidad a caballo de "la oportunidad" y del momento único de enunciación, porque tenías a un personaje determinado en un momento determinado -eso y con un panorama totalmente trastocado en materia de medios tradicionales, completamente atravesado por las empresas multinacionales que son las redes sociales y por otra gran cantidad de herramientas comunicacionales- está completamente transformado. No es lo mismo.

Entonces, no creo que la labor periodística tenga que estar vinculada necesariamente a la sagacidad, y en todo caso ser medida luego como "afortunada" o "desafortunada". Más bien, considero que hoy más que nunca importan las "segmentaciones temáticas". Es decir, poder especializarse en determinado tema, y en todo caso, desarrollarte vos como periodista mucho y lo máximo posible en esos temas para poder detectar como capital periodístico una cantidad de información y de opinión que no se encuentra en otros canales.

Creo que de ningún modo, episodios como el último fin de semana son homologables a episodios de la misma Mirtha Legrand de hace unas cuantas décadas, porque hoy todo está profundamente transformado. 

No creo que el oficio del periodista sea solamente realizar una pregunta genial. En todo caso lo que se trata es preguntar lo que comunmente no se pregunta, que es muy distinto a preguntar con sagacidad.


- ¿Cómo fue tu experiencia en el programa de Mirtha la última vez que fuiste?

Mi experiencia la última vez que fui al programa de Mirtha Legrand no fue problemática. Ninguna de ellas lo fue. Fui tres veces.

La primera vez, hace bastante tiempo, en un corte ella me hizo una pregunta. Yo venía de contar lo que había empezado a contar públicamente en ese momento: que era papá y que soy gay. En un corte ella me dijo: "Tu hija no te mira y te dice, pero papá ¿sos gay?", como una recriminación. Su pregunta era si mi hija me recriminaba mi orientación sexual. Pero no sucedió al aire. Su comportamiento en el aire fue exactamente lo contrario, y las otras veces también. 

La verdad es que yo no hablo en base a mi experiencia personal. No abro la boca, ni emito un tweet para hablar sólo de lo que me pasó o no a mí. Pienso colectivamente, en términos sociales.


- ¿Hasta dónde una persona pública puede elegir reservar su intimidad y se debe a las audiencias? ¿Qué te generó en lo personal el episodio de Mirtha?

Creo que "la intimidad" es un concepto muy justo para hablar de esto. Discuto mucho la noción de "vida privada", que no me gusta, no así la de "intimidad".

Hay tantas maneras de preservarla como personas. No considero que haya un patrón universal para mantenerla en reserva. Por supuesto, sostengo que los comunicadores tenemos determinadas responsabilidades y además, compromisos. No restrinjo ese compromiso a categorías muy inestables como podrían ser la de "verdad", que ya sabemos que es una idea súper problemática hoy en día. 

Yo trato de que en mi profesión esos compromisos estén claros, sean lo más transparentes posibles y estén al servicio de otros. Creo que fue fundamental, en mi caso puntual, vehicular la orientación sexual, mi orientación sexual. Lo mío es en función de los feedbacks, de la construcción periodística. Cada uno conoce la dosis justa, desde la vida personal.

No me gustan las figuras periodísticas a las que determinadas cuestiones les pasan por el costado. Creo que hay cosas que te tienen que pasar por el cuerpo.


- Como sobreviviente de abusos sexuales este tema te interpela ¿considerás que se abordan con responsabilidad en los medios de comunicación? ¿qué pasa con el accionar de Mirtha particularmente?

No considero que los temas vinculados a los abusos sexuales en la infancia, en la juventud o en la adolescencia sean abordados como corresponde. Allí hay además una serie de diferenciaciones bastante inevitables. 

Sí, logran mayor cobertura los abusos sexuales, las violaciones o las violencias contra las mujeres cis, en líneas generales. Hay, en muchísima menor escala, otras coberturas de otros abusos. Creo que la naturaleza de los abusos sexuales es imperceptible en general, para la sociedad. 

Cuando se trata de varones o  de un crimen organizado alrededor del abuso sexual, como fue el de la red del Instituto Antonio Próvolo -cometidos mínimo por dos sacerdotes y por un jardinero, que están siendo juzgados en este momento- son ejemplos de cómo pese a que los medios con cierta regularidad siguen el caso y otras cuestiones, no termina de ser un caso pregnante, que revista el interés que tiene que revestir.  

Creo que justamente el caso de Próvolo, que debería ser un caso a nivel nacional, demuestra muy claramente cómo, ni por asomo, se logra ese lugar. 


- En aquella oportunidad que coincidieron en la mesa, ¿hablaste con Mario? ¿Y ahora?

En aquella oportunidad le mandé un mensaje de afecto, luego. Nosotros trabajamos en la misma radio, aunque no nos cruzamos porque vamos en diferentes horarios. Pienso escribirle ahora también.


Reflexionar sobre el poder y la responsabilidad de los medios contribuirá a vivir en una sociedad más comprensiva y compañera, que entienda los tiempos de la víctima y que no negocie por puntos de rating. Si sos víctima de abuso infantil o conocés a alguien que lo sea, comunicate con la línea Nacional 0800-222-1717 o con la 137, que brinda asesoramiento y contención las 24 horas. (filonews)