Al menos siete indigentes murieron en las últimas tres semanas

El frío desnudó una tragedia que el gobierno no quiere ver

LA PLATA, 08-07-2019 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

La muerte de personas en situación de calle disparó la solidaridad de la sociedad civil, mientras el Estado sigue ausente. Quienes trabajan con esa población vulnerable censaron en la Ciudad a 7251 sin techo, siete veces la cifra oficial. Un tercio llegó a la calle en el último año.
Por Gustavo Sarmiento


Sábado a la madrugada. Un grado de temperatura. Sensación térmica negativa. ¿Se puede sobrevivir en la calle a este frío? Al menos siete indigentes murieron en las últimas tres semanas. La autopsia dice "hipotermia". Pero el frío es sólo el fósforo que enciende el fuego que azuzan las políticas de exclusión que arrojan fuera del sistema a miles de argentinos por semana. Antes esta fragilidad social, son las organizaciones civiles las que reemplazan a un Estado que minimiza el diagnóstico: mientras para la Ciudad hay apenas poco más de mil personas en situación de calle, las organizaciones censaron un número siete veces mayor; un tercio se quedó sin techo en el último año.

El huevo de la serpiente es el modelo económico y político. En menos de un año se sumaron 1,5 millones de argentinos a la pobreza. Pero otro obstáculo es el manejo de datos del Estado en cuanto a personas en situación de calle. Provincia no tiene números. Y la Ciudad desde hace años subestima la cifra.

En estos días la gestión de Horacio Rodríguez Larreta salió a anunciar en medios afines que son 1146 los que viven en situación de calle en CABA. Una treintena de organizaciones que trabajan noche a noche con los sin techo realizó en abril el Segundo Censo Popular de Personas en Situaciones de Calle, del que el viernes se  divulgó un informe preliminar. Más de 500 voluntarios anónimos relevaron durante cuatro días un número siete veces mayor que el oficial: 7251. Hay 5412 en situación de calle efectiva, a la intemperie; 641 en paradores; y 1340 en hogares estatales o conveniados. Estos últimos dos casos, según la Ley 3706, también deben contemplarse como situación de calle. Respecto al primer censo que hicieron en 2017, cuando registraron 4500 casos, representa un aumento del 61 por ciento.

Más de la mitad de los 7251 empezó a estar en la calle a partir de 2016, coincidiendo con el arranque de la gestión Cambiemos. El 32% cayó en el último año. "Algo terrible que encontramos fue que 871 son niños y adolescentes, muchísimo más que en el censo anterior", manifiesta Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, que trabaja en tres centros con 400 personas por día.

En contraposición al discurso del PRO de que la mayoría vive en Provincia y viene "durante el día", el censo popular halló que el 56% vivió siempre en Capital. El 80% son varones. Hay 40 embarazadas y 532 personas con alguna discapacidad. Son 1188 los que sufrieron algún problema de salud en los últimos dos años, a pesar de que la ley obliga al Estado a brindar contención integral, y 1577 padecieron hechos de violencia recientemente. El 77% nunca pudo acceder al subsidio habitacional.

A diferencia del censo de Ciudad, que se organizó en un solo día y en horarios poco convenientes, Jorgelina Di Iorio, de la Asamblea Plaza Dorrego-San Telmo, aclaró que "lo primordial fue dar con una población que es fluctuante y oculta. Hay que ir a encontrarla, porque es de difícil acceso". Durante el censo sufrieron "aprietes" de representantes oficiales, "ranchadas quemadas" e intentos de llevar gente a hoteles justo cuando iban a ser censadas.

Un dato refuta rápidamente el número oficial: el Ejecutivo anunció que en el marco del Plan Prevención del Frío dispone de 2300 plazas para pasar la noche en sus paradores. Se llenan, pero quienes no van es por temor a perder sus pocas pertenencias, porque cierran sus puertas temprano, separan a hombres de mujeres con niños, y suelen ser ámbitos de violencia y restricción.

"Todo número es político. Si dicen que tienen 2300 plazas, con el número que tiran les sobra lugar. Pero entonces ¿por qué se colman los clubes, o nuestro centro Monteagudo, o por qué habilitaron cuatro lugares más?", se pregunta Ávila, y dice que esto no sólo hay que hacerlo en invierno, "cuando estamos de moda".

Cecilia Segura, titular de la Auditoría General de la Ciudad, apuntó que "con sólo el 2% del presupuesto de 327 mil millones del gobierno porteño evitaríamos que haya personas que no puedan comer".

A los que están en situación efectiva de calle hay que sumarles los que están en riesgo de caer en ella, tampoco contemplados por el censo oficial. "Son por lo menos 22 mil en riesgo de calle, entre los que están tutelados, con amparo, o viven con subsidio habitacional. Es decir, 30 mil personas en total –resalta Claudia Enrich, de Ciudad sin Techo–. En el barrio de San Nicolás censamos 83 personas en 2017, y ahora 310". Bajo la autopista, dice, se pueden ver los "nuevos pobres", aquellos que se quedaron sin trabajo y no pueden pagar el alquiler. Familias enteras con mesitas de luz y guardapolvos colgando de sogas o perchas. Claudia da el ejemplo de Jonatan y Agustina, una pareja de veinteañeros que cayó en situación de calle a principios de año. Víctimas de violencia intrafamiliar, con una beba de un año y otro en camino. Paran en Plaza Congreso, donde en marzo, a las 5:30 de la madrugada, llegaron una ambulancia y un camión del Buenos Aires Presente (BAP). Cuenta Claudia: "Le arrebataron la beba de los brazos, mientras dormían, porque viven en la calle. Se la llevaron a un hogar y hoy estamos trabajando para que la mamá pueda verla. Es todo muy doloroso".

Ante la inercia, o directamente la ausencia del Estado, surge la sociedad civil con sus mecanismos de solidaridad. La novedad fue la aparición de los clubes, a partir de la acción de River Plate, que el miércoles a la noche montó un operativo para recibir frazadas, ropa y comida, y abrió sus puertas para que durmieran más de cien personas sin techo. Se sumaron otros clubes, y facultades, escuelas, centros culturales.

Este martes al mediodía, distintas organizaciones instalarán una carpa en el Obelisco para que estas personas puedan dormir, comer y recibir acompañamiento. "Nos duele porque sabemos que con decisión política podría resolverse fácilmente, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, donde es evidente que los recursos están", remarcaron.

Uno murió en San Nicolás, y fue hallado en la entrada de un hospital. Otro en la caja de una camioneta en la que había intentado cobijarse, en Jujuy. Otro en un baño en reparación de una estación de servicio en Venado Tuerto. Hubo otra muerte en Mar del Plata: "Toti" Gómez. Y el quinto fue Sergio Zacaríaz, de 52 años, a cinco cuadras de la Casa Rosada. Hipotermia. "Por frío y por hambre", precisan las organizaciones. Y hablan de dos fallecidos más, en Retiro y en Caballito. Consultado por la muerte de Zacaríaz, el gobierno porteño salió a culparlo a él, porque "nunca, desafortunadamente, aceptó la ayuda" y se negó a ir a los paradores "belicosamente".

Las personas en situación de calle se multiplican, sobre todo en los grandes centros urbanos. En Rosario, el 59% de los que colmaron el Refugio Municipal desde que pusieron en marcha el Operativo Invierno, dijeron que viven así desde hace menos de un año. En Mar del Plata pidieron que el municipio declare la emergencia económica y tarifaria. Al menos 24 escuelas estuvieron sin clases esta semana a causa del frío y la falta de gas, lo que afectó a 500 mil alumnos.

"El pibe se murió en mis brazos. No teníamos nada, apenas una o dos mantas para taparnos del frío", se lamentó Silvia al hablar su amigo Jorge Enrique "Toti" Gómez, fallecido en Mar del Plata. En medio de la crisis, el intendente Carlos Arroyo, de Cambiemos, anunció la creación de un refugio canino, con calefacción y agua caliente para los animales: "Será la ciudad de los perros felices", dijo.


Paradores que no cumplen con la legislación

“En nuestra Ciudad hay seis veces más gente en situación de calle de la que ve el jefe de Gobierno”, resalta Laura Velasco, directora de Proyectos Especiales del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (CESBA). Candidata a legisladora de Somos en el Frente de Todos, trabaja hace tiempo por el cumplimiento de la Ley 3706 para la Protección de Derechos de las Personas en Situación de Calle. Junto a Victoria Donda presentó un amparo que tuvo un fallo favorable de la jueza Elena Liberatori. “Vamos a seguir con esta causa de justicia social ante el cinismo de los funcionarios, pero con la solidaridad de la gente”, apunta Velasco, y se refiere a los paradores publicitados por el Ejecutivo porteño: “Santilli dice que las familias en situación de calle no quieren ir a paradores ¿No se pregunta por qué? No son centros integrales de 24 horas como dice la ley. Separan hijos, hay violencia, no les dejan ingresar con su carro para subsistir con el cartoneo. Este gobierno no tiene sensibilidad social. Mienten el número de gente que está en situación de calle, los echan del centro para que se vea linda la Ciudad y la gente sufre en la intemperie porque no hay asistencia social con presupuesto”.


La noche de los indigentes

Al caer la tarde del miércoles, en River, había más periodistas que frazadas. El “show de la indigencia” comenzó un rato después, con la llegada de las primeras personas en situación de calle, requeridos por las cámaras de todos los canales de tevé. Horas más tarde, sólo quedaban ellos, más de cien, bajo un techo por una vez al cabo de muchas noches, Y Juan Carr, atendiéndolos con denuedo, junto a un puñado de voluntarios de la Red Solidaria. Hoy ya están de vuelta en la calle. Como Matías, de 30 años, y Daiana, de 22 y embarazada de cinco meses. Llevan 12 años a la intemperie, salvo los que pasaron privados de su libertad. Este domingo amanecerán otra vez en la entrada de un banco en Lavalle y Florida. Se conocen desde que él trató de robarle, en Plaza San Martín. Él tenía 18 y se había fugado de un instituto. Ella, 14, y una historia de abusos en su casa de Don Torcuato “que ninguno de la familia me creía, por eso me fui”. Tienen una nena de siete años, que cuidan los tíos de ella. Y frío, porque el invierno recién empieza. (tiempoar)