Opinión

“¡CONVERSEMOS!: ‘Diálogo entre Carlos Caramello con el poeta Alfredo Carlino’”

LA PLATA, 04-05-2025 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

“La política se hace
o se padece.”
George Bernard Shaw

Que sea entre usted y yo. Cerradito. Queda entre nosotros, se lo juro. Pero hay que sincerarse. Escarbar bien al fondo y sacar a relucir todo ese entripado que tiene. Porque vivimos en una sociedad que se contradice permanentemente. Que expresa desear una cosa, pero vota otra. Como si en el cuarto oscuro (o en la encuesta, que se supone anónima) emergiese un “otro yo”: el ciudadano real, con sus máculas, sus inseguridades, sus contradicciones, sus más íntimas miserias, sus insatisfacciones… Y entonces, todo lo declarado y declamado, que tiende a ser lo “políticamente correcto”, se borra de un plumazo, como si se cayesen los diques de contención, y lo inundara su más recóndito rencor o su peor debilidad.

¿Cómo que no está de acuerdo? Bueno… explíqueme. Cuénteme, por ejemplo, por qué se la pasa diciendo que lo que necesitamos es un hombre o una mujer que administre, que haga un culto de la honestidad, que viva modestamente, que trabaje “las 24 horas del día y la noche también” (como dijo alguna vez Herminio Iglesias), que sea ejemplo de austeridad, confiable, irreprochable… y vota todo lo contrario. ¿Cómo que no? Ah, quiere ejemplos. Le doy.

El horror 2023

Es de suponer que, a esta altura del Gobierno, usted ya entendió que los comicios de 2023 resultaron uno de los mayores errores electorales que se recuerden en la Argentina, apenas comparables a las de 2015 y 2019 (casi que se explica aquello de ir de mal en peor). Pero tomemos la última presidencial y desmenucémosla en sus diferentes etapas utilizando, para la primera, las PASO del PRO, en donde suelen habitar esos votantes que reclaman coherencia y más y mejor administración de un Estado “pequeño pero sólido, eficaz, que de satisfacción a todas las demandas de los vecinos y no ande dilapidando fondos con vagos”. Bajo esas férreas consignas, entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, eligen a Pato…

¡A Pato! Que cada vez que administró algo fue en contra de sus votantes (recordar los recortes del 13% de salarios y jubilaciones en el inicio de los 2.000), que viene sirviéndose del Estado desde sus años mozos, que ha pasado de Montoneros al Cafierismo (los Renovadores), luego al Menemismo, al Duhaldismo para terminar recalando en la Alianza en donde fue ministra de Trabajo de De la Rúa.De ahí, a fundar el partido Unión por Todos que se alió a Elisa Carrió para integrar la Coalición Cívica. Esa entente duró lo que duran Bullrich y Lilita en todos lados y Pato se convirtió en Ministra de Seguridad de Macri que fue quién la eligió como su representante en la interna con Rodríguez Larreta.

Segundo round: ganó la interna, perdió la general con Milei (que la trató de asesina de niños) y hoy es la ministra de Seguridad del Papadas, se pelea con su antiguo jefe, hace gala de ser una de las mujeres mileístas y ha sido “apretada” para jugar como candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires en las nacionales de 2025. O sea, se convertirá a La Libertad Avanza. O sea, digamos: esa es la coherencia y la capacidad de administración que eligieron los votantes del PRO.

Que Horacio no era Konrad Adenauer, va de suyo pero, gobernando, administrando, resolviendo temas de la Ciudad, al lado de cualquier gestión de Patricia, era De Gaulle.

Claro, usted dirá: ¿y a mí que me importa si yo no voto a la Derecha? Bueno, en todos lados se cuecen habas. Muchos de los que aseguraron elegir a Massa con la nariz tapada porque traía muchos recuerdos de agachadas y traiciones, terminaron imponiéndolo frente a un Juan Grabois que, seguramente, representaba mucho mejor que Massa lo que ellos querían pero… no podía ganar. ¡Claro, si votás como si apostases en el Hipódromo, ¡nunca va a ganar! La democracia del “favorito” siempre termina siendo una cagada.

De esos polvos, el barro de Milei presidente. Dijo Víctor Hugo (el dramaturgo francés, no el relator uruguayo): “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa”. ¿Qué usted no es cómplice de nadie? ¿Qué lo engañaron? Ya está grande para andar con excusitas y ñañerías. Hágase cargo. De la misma manera que le pide a los dirigentes que se hagan cargo. Seguramente con ciudadanos y políticos más responsables, que no finjan demencia ni se victimicen, por ahí este país volvería a ser una Patria.

Medio término

Ya que estamos charlando, déjeme que le diga otra cosa: pronto vamos a empezar con la seguidilla de sufragios: locales, nacionales… en algunos casos más. Pero usted tiene que tener bien claro qué se vota. Y también que las intermedias no son elecciones descartables. ¿O se cree que todo el ruido que hay tanto a droit como a gauche es por boludeces? Del resultado de octubre, puede (debería) surgir un verdadero control parlamentario al Ejecutivo, ese que nos propone la República pero que, en realidad, está flojito porque… mucho transfuguismo partidario y mucho legislador con bolsillos insatisfechos. Ya lo decía el GordoWinston: “Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable”. Así que trate de pensar un poco antes de entrar al cuarto oscuro. Porque hay mucho candidato que ya ha defeccionado. Pero eso no quiere decir que cualquier cosa nueva sea buena. ¡Mire lo que le pasó con Milei!

Otro ejemplo. Para usted nomás. No ande repartiendo el dato. El país es tan porteñocéntrico, el federalismo argentino es tan unitario que, la elección de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires va a teñir las decisiones y alianzas en las fuerzas provinciales. ¿No le parece? ¿No? ¿Porqué? Mire que hay un montón de “políticos del interior” (detesto la idea de “interior”… como si Buenos Aires fuese el “exterior”) que sólo se proyectan si se imaginan ocupando un “raviol” en la estructura de Presidencia o en una banca del Congreso de la Nación. ¡Ojo!

Pero no me distraiga. Déjeme terminar la idea… ¡Gracias! Le decía: lo que pase en las elecciones de CABA va a ser determinante. Si gana Santoro (no importa con cuantos puntos) la necesidad de alianzas sólidas hacia adentro del antimileísmo se va a volver una norma y a los que quieran sacar los pies del plato van a ser tachados de “violetas” (por la señalética de los libertarios, entendámonos). El único espacio que podría zafar de eso es La Cámpora (porque el ataque al kirchnerismo se ha vuelto la única idea de campaña de la derecha y sus adláteres) pero quedaría muy aislada y exhibiría una disminución en su poder de fuego que podría condenarlos. Hay que recordar a don Abraham Lincoln cuando decía que “Un dilema es un político tratando de salvar sus dos caras a la vez”.

El PRO y LLA, por su parte, tendrán una pulseada feroz que puede llevar al partido de Macri a su desaparición total (o a ser menos que una agrupación vecinal) porque sus dirigentes en las provincias han agotado la existencia de garrochas en las casas de deporte vernáculas y extranjeras preparándose para dar el gran salto y entregar su corazoncito y los pocos votos que juntan (porque le aviso que los votos ya no son más de nadie, sólo del votante) a la Nueva Diabólica Trinidad integrada por Milei, Karina y el Espíritu Conan.

Pero si no le pueden ganar al PRO en la Capital Federal… ¡Ahhhh! Van a tratar de cambiar las garrochas por zapatillas nuevas, guantes de box y hasta protectores genitales para regresar a los brazos de Mauricio y sus Leales -nueva banda de Pop sinfónico- que recibirá a algunos con los brazos abiertos y castigará a otros sin ninguna misericordia porque el PRO es el Olimpo: ahí hay un solo dios poderoso y el resto es perrada. ¡Salve Calabrés, los que van a sacrificarse en tu nombre, te saludan!

Acto fallido

¿Y? ¿Cómo la ve? ¿Pensaba en estas cosas? Ahhh… ¿vio? Usted creía que la elección porteña era charamusca. Noooooo, querida/o lector/a. Es muy serio. Por eso se están gastando la que no tienen en propaganda (que a la publicidad política se la denomina propaganda). Sin ir más lejos, el acto de hace un par de días, en Villa Lugano, donde Adorni, el Vocero/Candidato, no entendía a qué lo habían llevado porque creía que ese barrio era Conurbano. Una convocatoria tan escaza que alguien sugirió que La Libertad Avanza movilizaba en mini cooper. Hubiese dicho Macedonio Fernández: “había tan pocos que faltaba uno más y no cabía”.

Es más, hubo más bengalas y humo del necesario porque había que disimular lo vacío que estaba el acto. Bastante menos de 1000 personas, contando incluso los francotiradores (el tipo lleva francotiradores a un acto político para que lo protejan), y a los que fueron a insultar al Presidente que, no se sabe si además, es sordo. Porque le gritaban barbaridades tales como “Delincuente h…”, “Ladrón h…”, “Le pegás a los Jubilados h…”, todas frases que cerraban recordando a la señora mamá del “experto en crecimiento con o sin dinero” que ha hundido la producción argentina. Y no me haga reiterarle los datos porque nos abrazamos y nos ponemos a llorar juntos.

¿No sabía? Mire usted, así que ¡no sabía! Bueno, claro, entre los medios que no informan, o informan por la mitad y usted que no está atento. Si. Ya sé. Ya sé que está hasta las manos y que vive a los saltos. Ya se que tiene tres laburos en este país en el que se ha vuelto a instalar el pluriempleo, motivo por el cual, ahora, políticos de derecha y empresarios han comenzado a joder con eso de que hay que trabajar más horas (pensar que en 2023 hablábamos de reducir la jornada laboral).

Lo sé. No llega a fin de mes. Morfa salteado. Tiene una vida muy complicada y no está para atender boludeces. Pero ocurre que no son boludeces. Votar no es una boludez. Mi generación entregó un montón de pibes y pibas para que usted, hoy, pueda votar. Mejor dicho: pueda elegir. Tiene el deber de hacerlo a conciencia y no por descarte. Y mucho menos votar en contra de. El voto contrera nunca da el resultado que usted quiere. Hay que perfilar a la candidata o al candidato. Ver que hizo, que puede hacer. Fijarse lo que dice. Pensar si es confiable… Nada, usted sabe. Uso de nuevo la palabrita: elegir.

¿Quiere un ejemplo? Pero ¿usted necesita ejemplo de todo? Parece Santo Tomás de Aquino, ¡che! A ver… podría ser Adorni. Si. El vocero. Que ahora es candidato a legislador porteño. La propaganda de esta semana dice que “Adorni es Milei” y que “Adorni es Karina”… o sea que Adorni no es nadie. No tiene identidad ni entidad. Si sale elegido (y es casi seguro que ocurra) será como una extensión del casalito presidencial en un cuerpo que debería oficiar de organismo de control del Ejecutivo, o sea del gobierno de Jorge Macri. Ahora bien, si controla de verdad; si acompaña las políticas de fiscalización sobre algunos de los servicios licitados por la ciudad que de verdad no funcionan (usted, si vive en CABA, sabe que está sucia y olorienta, y no sólo a pis), fenómeno. Pero, ¿y si Macri y Milei cierran una alianza -difícil pero no imposible- luego del comicio y Adorni, y Marra si entrara, se transforman en socios legislativos para que saque cualquier paparruchada que se le ocurra al primo? Usted de nuevo habrá votado por un control inexistente. Por una oposición lábil y favorable al poder. O sea… al pedo.

Debate inútil

Le digo: la verdad eso quedó bastante claro en ese debate inútil del martes pasado a la noche, por un canal más difícil de encontrar que un libertario inteligente y con 17 candidatos mezclados como aserrín con pan rallado: ¿cómo quiere que la milanesa le salga rica? La verdad es que subir tantos aspirantes a la discusión electoral en un espacio y un tiempo tan reducido como acotado (los moderadores estuvieron más al pedo que el canil de Olivos) produjo un revoltijo que reíte de los combates múltiples de Titanes en el Ring (un anacronismo, ya lo sé, lector/a).

Pero, además, los discursos, ¿vio? Seguro que usted no entendió nada. Porque, desde Manuel Adorni negándole idoneidad a Federico Winokour, candidato La Izquierda en la Ciudad, por su condición de “zurdo” y finalizando el debate con el anuncio de que pensaba “cerrar” el Canal por donde estaba siendo trasmitido hasta Ramiro Marra poniéndose mimoso con Adorni y tirándole centros que el bobo no supo cabecear, pasaron cosas insólitas, que nada tuvieron que ver con lo que se supone que debería saber un ciudadano para elegir en una contienda legislativa de su distrito.

La idea primigenia de casi todos (incluso algunos que se manifiestan peronistas) fue “hay que destruir al kirchnerismo”, fuerza política que jamás gobernó la ciudad (de hecho muchos le atribuyen la caída de Aníbal Ibarra a Néstor). Otro sin sentido fue el hecho de personalizar la discusión, como que las obras sobre las que se basa la campaña son de Horacio Rodríguez Larreta o que el vocero presidencial sea un ñoqui. Tampoco sirvió el reiterado mote de “fisuras” con el que Marra denostó a la gente en situación de calle; la transferencia de supuestos logros del Ejecutivo nacional al rol de un legislador de la ciudad (léase inflación) ni traer al escenario el apoyo al movimiento Hamás de uno de los partidos de izquierda que fue como tirar el conflicto de Oriente Medio en la Plaza de Mayo.

¿Y a usted de qué le sirve saber esas cosas si lo que le interesa es que la basura esté dentro de los tachos y las luminarias de las calles esté en buenas condiciones y no titilando o apagadas? ¿De qué vale que le prometan un aumento de las jubilaciones a 2 millones de pesos si se sabe que esa decisión ni siquiera pasa por los legislativos nacionales porque Milei la veta y listo?

El debate me recordó a Federico Peralta Ramos ingresando en el programa de Tato Bores y diciendo “vengo a poner mi granito de arena a la confusión general” (otro anacronismo, claro). Pero, qué quiere que le diga: esta sociedad no está preparada para separar “el polvo y la paja” como dicen los ingleses. Y en el revoleo, un candidato con propuestas claras y proyectos dirigidos a controlar la Ciudad termina mezclándose con otro que pone el despido de Gago de Boca como ejemplo de resultadismo. La síntesis: cuando Santoro dice que el debate lo ganó Caruso Lombardi, muchos vecinos ni siquiera comprenden el contenido irónico de la respuesta. “Lo que más admiro en los demás es la ironía, la capacidad de verse desde lejos y no tomarse en serio”, decía Jorge Luis Borges. Por ahí eso es lo que le falte a la sociedad en su conjunto: poder ver de lejos a los candidatos.

Karma político

Es así, estimadísima, estimadísimo. Falta de visión. Viejos pruritos. Rencores pretéritos. Resentimientos ajenos pero instalados. Un abanico de sombras que oscurecen su panorama como elector y que se vuelve peor aún frente a dirigentes que tienen el ego más alto que los triglicéridos pero un pasado lleno de resbalones, agachadas y fracasos. Ese, ha sido hasta hoy, el panorama en el que se han producido las elecciones de lo que va del siglo e incluso, un poco más atrás.

Pero, ahora, hay un nuevo participante: el odio. El peor sentimiento, acaso. La más tenebrosa y sombría de las pasiones con las que se puede tapizar el corazón del votante. ¿No le parece? ¿Cómo que no le parece? ¿No lo vio a Luis Novaresio emocionado, casi lloroso, por la persecución que el Presidente y sus esbirros de las redes están ejerciendo sobre los periodistas? ¿No lo escuchó a BabyEtchecopar preocupado por el giro que ha tomado el discurso de Milei y su combo de sicarios on line; por las propuestas de meter preso a un periodista que se revolean en los chats y en “X”?

El informe anual de Reporteros sin Fronteras estableció que la Argentina fue uno de los países donde más se deterioró la libertad de prensa en el último año. Cayó 47 puestos entre 180 países. ¡Qué pretende, con un presidente que dice a cada rato que “no odiamos lo suficiente a los periodistas”!

Ayyyy, mi estimado/a, usted no ve nada. Está más perdida/o que daltónico frente a un cubo rubik. ¿Cómo que no? ¿Coooomooo que no? ¿Qué? ¿Qué es un karma? ¿Qué Baby admitió haber votado a Milei? ¿Cómo que a cada chancho le llega su San Martín? No diga eso. No dejan de ser victimas, aún de sus propios errores, de sus más profundas miserias. Y eso le debe pasar también a una parte de la sociedad que fue bombardeada con ideas como “la chorra”, “se robaron todo” y “son corruptos” (que aún se sostienen con las permanentes amenazas de condena sobre Cristina Kirchner, la del Juez Ricardo Lorenzetti de esta semana, sin ir más lejos) y terminó votando a un tipo que lleva gastados millones de dólares en viajes inútiles al exterior, para recibir premios de morondanga, obtener inversiones que nunca llegan y sacarse fotos como buen integrante del “club de fans de Donald Trump”, como ha calificado el prestigioso periódico Financial Times al Presidente argentino y su gobierno.

Gesto final

¿Se entiende dónde está la inconsistencia del voto? ¿Se ve con claridad la cagada que se mandaron millones de argentinos, algunos que hasta posan deanalistas políticosen los medios más pintados del país, haciéndole campaña al inútil, corrupto y perverso de Javier Milei? ¿Se percibe la mano invisible del Mercado volviendo a hacer de las suyas a través de un bueno para nada que, sin ir más lejos, es como una suerte de Figureti con pátina de poder que apenas si está para no intervenir en los grandes negociados del poder transnacional mientras a él lo dejan hacer pequeñas estafas como la de Libra sin juzgarlo… por el momento?

Se lo pregunto a usted porque a veces uno, que trabaja de esto, pareciera saber cosas que el resto del mundo ignora y, entonces, sobreviene un sentimiento de orfandad, de soledad, de desamparo que afloja los dedos… Hasta que el Rey Papadas se planta en el escenario de Expo EFI, congreso de economía, finanzas e inversiones patrocinado, entre otras empresas, por Clarín y La Nación y empieza a insultar, como un desaforado, a “los periodistas ensobrados, los sindigarcas, los profesionales funcionales al conjunto de hijos de puta que cagaron al país, los ñoños republicanos y los zurdos ridículos” para, en medio de todo estos, balbucear algunas incongruencias (al punto de que más de uno creyó que estaba atravesando un ACV), trabarse, titubear y mentir sin ningún prurito asegurando que su gobierno había sacado “diez millones de argentinos de la pobreza”.

Es justo en ese momento que siento que debo recuperar esta charla con usted, mi querida/o. Para entender. Para aprender. Y también para que usted mismo se piense. El escuchar debería ser promovido a la categoría de virtud democrática. Escuchar al pueblo es lo único que puede apagar al resto de los rumores que ensucian la conversación política. Murmullos molestos, cuchicheos que están pensados desde la estrategia pergeñada por los ingenieros del caos. Esos que promueven la agresión y la violencia como métodos de polarización de una sociedad que, por sí misma, ya está dividida. Acá y en todas partes, al menos de Occidente, donde Milei agrede y amenaza periodistas. Pero Donald Trump también. Y Macrón manda a cagar a palos a los trabajadores franceses el 1 de mayo igual que Pato Bullrich reprime y gasea jubilados los miércoles. Por eso, como dice el tango, “sentémonos un rato en este bar, a conversar, serenamente”. Porque, hoy por hoy, todos hablan; pero pocos han conservado el sagrado ejercicio de la conversación. Ese intercambio, el ida y vuelta imprescindible para que el mundo se entienda. “El ejercicio más fructífero y natural de nuestro espíritu” que sólo se vuelve peligroso cuando uno de los que conversa quiere ocultar alguna cosa. Así que, charlemos francamente. Con pasión, con vehemencia, con compromiso. “La indiferencia es el peso muerto de la historia”… y de la política también.

(*) Peronista. Lic. en Letras, pensados nacional y popular, escritor, polemista.

Sobre Alfredo Carlino (17 de octubre de 1932 - 25 de marzo de 2018) fue un poeta, exboxeador, periodista, docente y militante político argentino, ligado históricamente al peronismo.

Nota de opinión publicada en Deuda Prometida el 4 de MAYO de 2025