Más allá de los algoritmos

Nicolas Cage, uno de los actores más desconcertantes y fascinantes de Hollywood

LA PLATA, 19-01-2024 | PUBLICADO POR REDACCIÓN

Integrante de una legendaria familia de artistas que incluye a Carmine, Francis Ford y Sofia Coppola, Jason Schwartzman y Talia Shire, Nicolas Cage es uno de los actores más prolíficos de Hollywood. Con más de 120 películas en su haber, se vienen dos estrenos en Argentina: la notable “El hombre de los sueños” y la olvidable “Plan de retiro”.


El 7 de enero último Nicolas Cage cumplió 60 años y lo “celebró” anunciando un inminente retiro: "Puede que me queden tres o cuatro películas más, siento que dije lo que tenía que decir con el cine y llevé la actuación tan lejos como pude", afirmó a la revista Vanity Fair. Nadie le cree demasiado a uno de los intérpretes más prolíficos de las últimas cuatro décadas (entre protagónicos y cameos tanto para cine como para televisión suma ya casi 120 títulos), pero podría sorprender una vez más cumpliendo esa promesa.

Nacido en California como Nicolas Kim Coppola en el seno de una amplia y legendaria familia de artistas que incluye a Carmine, Francis Ford y Sofia Coppola, Jason Schwartzman y Talia Shire, entre varios otros, debutó en 1981 con su nombre real de Nicolas Coppola, pero poco después ya adoptó el que sería definitivo: Nicolas Cage.

Con menos de 20 años se consagró en 1983 de la mano Francis Ford Coppola como el Smokey de “La ley de la calle” (“Rumble Fish”), junto a a los también por entonces muy jóvenes Mickey Rourke, Matt Dillon y Diane Lane.

Luego volvió a ser dirigido por su tío en “Cotton Club” (1984), y “Peggy Sue, su pasado la espera” (1986), con Kathleen Turner como coprotagonista. También durante aquella década de 1980 fue elegido por Alan Parker para “Alas de libertad” (“Birdie”), por los hermanos Joel y Ethan Coen para “Educando a Arizona”, junto a Holly Hunter; y por Norman Jewison para “Hechizo de luna”, junto a Cher.

Ya convertido de muy joven en estrella, su estatus de actor de culto, sin embargo, le llegaría a principios de los '90 con una actuación desatada al servicio de David Lynch: el Sailor de “Corazón salvaje” junto a la Lula de Laura Dern y el Bobby Peru de Willem Dafoe. Luego alternó proyectos de muy diversa dimensión y resultado artístico hasta que en la ceremonia de los Oscar de 1996 le llegó la bendición del prestigio definitivo por parte de sus pares de la Academia de Hollywood con el hasta ahora único premio a Mejor Actor por el papel del guionista alcohólico Ben Sanderson en “Adiós a Las Vegas”, película de Mike Figgis con Elisabeth Shue y Julian Sands.

Pero, casi como si fuese un un maleficio antes que un reconocimiento, ese Oscar funcionó como un punto de inflexión en la carrera de Cage.

Luego de trabajar para notables cineastas como John Woo en “Contracara” (1997), en un tenso duelo con John Travolta; y Brian De Palma en “Ojos de serpiente” (1998); de ser el conductor de ambulancias en “Vidas al límite” / “Bringing Out the Dead” (1999), de Martin Scorsese; y de conseguir una nominación al Oscar por “El ladrón de orquídeas” / “Adaptation.” (2002), guion de Charlie Kaufman dirigido por Spike Jonze en el que interpretó a otro guionista en problemas junto a Tilda Swinton y Meryl Streep, su carrera entró en una pendiente de trabajos menores, mediocres, con “piloto automático” y una tendencia a la sobreactuación tanto en comedia como en películas de acción por lo que se convirtió en objeto de memes en una espiral de decadencia que incluyó hasta cinco nominaciones a los “premios” Razzie a las peores actuaciones de cada año.

Camaleónico, imprevisible, resiliente y desconcertante, dueño de una vida tumultuosa con cinco matrimonios (sus dos primeras esposas fueron Patricia Arquette y Lisa Marie Presley) y multimillonarias deudas con el fisco que lo llevaron a la quiebra, Cage siempre logró reciclarse y reinventarse cuando todos daban su carrera por terminada.

Así, el actor cambió en los últimos tiempos burlas por elogios con la delirante “Mandy” (2018), de Panos Cosmatos, junto a Andrea Riseborough; “Pig” (2021), de Michael Sarnoski, en la que encarna a un cazador de trufas que vive aislado en una cabaña en medio de un bosque de Oregón acompañado por su adorado cerdo; y “El peso del talento” / “The Unbearable Weight of Massive Talent” (2022), de  Tom Gormican, en la que se interpreta a sí mismo en plan autoparódico.

Y llegamos a 2023, año en el que apareció en cinco protagónicos como los de “Butcher's Crossing”, western de Gabe Polsky; “Renfield: Asistente de vampiro”, de Chris McKay; “Sympathy for the Devil”, de  Yuval Adler; y dos inminentes estrenos en los cines argentinos como la notable “El hombre de los sueños” / “Dream Scenario” y la olvidable “Plan de retiro”, además de papeles secundarios como el de “The Old Way”, y un cameo como el Superman de “Flash”.

Francis Ford Coppola, a través de sus redes sociales, felicitó a Cage por varios de sus trabajos recientes: “Mi sobrino Nicolas siempre hace una actuación maravillosa. Su papel en ‘Pig’, de Michael Sarnoski, y su interpretación más reciente en ‘El hombre de los sueños’, de Kristoffer Borgli, están más allá de los elogios de un tío mayor”.


En “El hombre de los sueños” Cage encarna a un académíco y padre de familia que experimenta un giro inesperado en su vida cuando se convierte en el protagonista de las visiones nocturnas de millones de extraños. Ese fenómeno inexplicable que en principio le otorga una creciente fama, con el tiempo se va transformando en un hecho maldito y cada vez más aterrador, una acumulación de situaciones pesadillescas que lo tendrán como víctima del odio y la violencia social. Semejante actuación, llena de matices, de versatilidad, de talento, de riesgo y de audacia, fue aclamada tras el estreno mundial de “El hombre de los sueños” en el Festival de Toronto el 9 de septiembre y le valió después una nominación al Globo de Oro.

Sin embargo, el 15 de ese mismo mes se lanzó en salas de los Estados Unidos “Plan de retiro”, una comedia de acción en la que interpreta a un agente retirado que debe ocuparse de una nieta a la que ni siquiera conoce. Se trata de un film mediocre, torpe y elemental en el que no se luce en ningún plano.

Que en el lapso de 6 días se hayan visto las dos caras, los extremos de Cage, es parte de su esencia y hasta de su encanto. El actor más talentoso y el más penoso: tómelo o déjelo. (Telam).-