El ciclón entró en México a unos 10 kilómetros de Acapulco, según informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), y "avanza por la zona sur, con rachas de viento de hasta 330 kilómetros por hora y lluvias potencialmente torrenciales, que amenazan con provocar graves inundaciones y corrimientos de tierras", como señaló la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5 en apenas medio día, por lo que el gobierno de México activó planes de contingencia en las zonas en riesgo.
Según el CNH, la categoría 5 corresponde al máximo nivel de la velocidad de los vientos de más de 252 kilómetros por hora.
"Se producirán daños catastróficos: Un alto porcentaje de las casas enmarcadas serán destruidas, con fallas totales en el techo y colapso de paredes, los árboles caídos y los postes de electricidad aislarán las zonas residenciales. Los cortes de energía durarán semanas o posiblemente meses. La mayor parte de la zona será inhabitable durante semanas o meses", detallaron.
Por su parte, la gobernadora Evelyn Salgado, de acuerdo a lo informado por la agencia AFP, señaló que "lo más importante es reforzar la coordinación con autoridades y las fuerzas armadas, con el claro objetivo de procurar el bienestar de la gente y evitar riesgos".
Acapulco fue azotada el 9 de octubre de 1997 por el huracán Paulina, que tocó tierra con categoría 4, dejando más de dos centenares de muertos, lo que lo convierte en uno de los más letales en la historia de México.