El 17 de noviembre de 2019, hace dos años, la República Popular de China reportaba el primer caso de una extraña neumonía en Wuhan, que posteriormente la OMS identificó como el nuevo coronavirus. Aquello que parecía un episodio aislado, se extendió en pocos meses por todo el mundo, causando incontrolables brotes y numerosas muertes, hasta que el 11 de marzo de 2020 el organismo internacional caracterizó a la covid-19 como una pandemia.
A fines de 2019, la "extraña neumonía" comenzó a despertar cada vez mayor interés en el país asiático: sobre el final de diciembre, el brote de coronavirus se había expandido rápidamente por Wuhan alcanzando a 27 personas.
Un mes después, el 23 de enero, las autoridades chinas decidieron cerrar el "transporte público urbano, el metro, el ferry y los transportes de pasajeros de larga distancia" en Wuhan, epicentro del brote que entonces ya había contagiado al menos a 571 personas, provocando la muerte de 17.
El gobierno de la ciudad también emitió entonces un comunicado en el que establecía la obligación de llevar barbijo en lugares públicos.
La cuarentena estricta en China, sin embargo, no logró frenar la expansión del virus, que rápidamente se fue reportando en otros países. Los gobiernos, a distinto ritmo e intensidad, fueron instalando medidas restrictivas. Sin embargo, la velocidad con la que se expandió el SARS-CoV-2 sorprendió a las autoridades de todo el mundo, que sin estar preparadas vieron saturados sus sistemas sanitarios.
En Argentina, el presidente Alberto Fernández anunció dos semanas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio el 19 de marzo. Sin embargo, debido a la gravedad de la situación y con el objetivo de robustecer el sistema de salud y evitar un posible colapso sanitario, el aislamiento se fue extendiendo a lo largo de los meses.