Con la baja de casos de infectados de Covid-19 y el avance de la vacunación contra este virus, los países vecinos intentan reabrir sus fronteras para reactivar algunas de sus actividades económicas centrales que fueron muy golpeadas por la pandemia. Y acá es donde también se mete en discusión el tema del dólar y el cepo cambiario argentino.
Es el caso de Uruguay, donde el turismo proveniente de los países vecinos es importante en la economía local. Por ello, anunció hace pocos días que empezará a recibir a los argentinos y otros extranjeros.
Por ende, se abre el interrogante respecto a si les conviene a los argentinos cruzar el "charco" para ir a comprar dólares sin limitaciones a dicha república, y por qué surgen tantos inconvenientes para que acepten "nuestros" pesos en la región.
El Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, comunicó que desde el primer día de septiembre abrirá las fronteras a los extranjeros vacunados contra Covid-19 que posean propiedades en dicho país. Entre los cuales, claro está, se encuentran muchos argentinos. La condición a cumplir para ingresar es presentar PCR negativo al momento de la entrada. La medida incluye al titular, su cónyuge e hijos.
Además, lo más importante, es que "los argentinos inoculados con dos dosis de la vacuna Sputnik, podrán entrar al país", detalla el comunicado publicado por la Secretaría de Turismo del Uruguay.
Y en una segunda etapa, agrega la información oficial, desde el primer día de noviembre la "apertura gradual de fronteras incluirá a todos los extranjeros inmunizados y con una prueba PCR con resultado negativo".
En este escenario, se plantea el dilema respecto a si puede ser una buena excusa también para dolarizar a "gran escala" los ahorros en pesos, antes de las elecciones en Argentina.
La respuesta fue contundente: "si los propios argentinos no quieren a sus pesos, menos que menos nosotros", dice un cambista charrúa.
Es decir, se pueden comprar dólares sin restricciones allí, pero a un costo muy superior que en la plaza doméstica, debido a que la cotización implícita de cada billete estadounidense implica llega a desembolsar entre un 30% y hasta 420% más que en cualquier plaza cambiaria minorista argentina.
Así, comprar un dólar al cruzar el Río de la Plata con moneda doméstica, hoy puede llegar a costar un equivalente de hasta $880 tanto en el Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU), que es la entidad bancaria oficial de dicho país, como en la sucursal de Montevideo del Banco de la Nación Argentina (BNA). Se trata de un precio fijado para desalentar todo tipo de operaciones con la moneda argentina.